En un mundo en donde los ángeles atacan sin un Dios que los controle, la humanidad a decidido ser su propio Dios para combatir a estos divinos enemigos. Las batallas, aún ganadas, casi siempre parecen una pérdida poco a poco. Cuando la esperanza es...
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—Misato… ¿Estas segura?
Dijo Ritsuko, la cual se encontraba charlando junto a Misato en las escaleras automáticas de las instalaciones.
—Así es. Vamos, hasta a ti te debe parecer injusto tener aún a ese chico encerrado cual perro regañado como si fuera su culpa lo sucedido hace unas semanas. Además, tener a ese robot “ZERO” de nuestro lado nos vendría muy bien.
—Eso no te lo niego, pero, ¿De verdad crees que sea el momento?
—¡Si! Estoy muy segura. Si te preocupa donde se pueda quedar, tengo un sofá muy cómodo en el que a veces solía dormir cuando… Em, dejémoslo en un sofá.
—Me sorprende que tu departamento aún tenga espacio para alguien más que tú y Shinji. Está bien, si crees que esta listo, lo dejaremos ir.
—¡Grandioso! Koji será una gran inclusión al equipo, ya lo verás.
—Aunque quisiera que cuando llegue y se familiarice con su nuevo hogar, lo llevaras a mi oficina. Aún tengo algunas preguntas para el.
—¿Preguntas? Pues, claro, supongo.
—Y dime Misato… ¿Ya estas lista para la exposición del Proyecto Jet Alone? Es en pocos días.
—Si, me muero por saber que tienen preparado los de la Japan Heavy Chemical Industries. En cierto modo, ZERO despertó en mi algo de curiosidad por otros robots.
—¿Irá Shinji?
—Pues… Me gustaría, pero, ha estado algo distante desde lo sucedido hace unas semanas… Bah, ya se le pasará. Solo debe de estar algo desorientado.
Ritsuko no respondió, y solo miró al frente. Ya habían llegado al final de la escalera mecánica, y ambas procedieron a bajar y seguir su camino.
—Adiós, Ritsuko.
—Adiós, Misato.
Después de ese corto saludo, se irían en direcciones opuestas.
“Y entonces, me liberaron.”
—Bien chico, puedes salir de aquí, normalmente no soy de hacer encargos, pero Ritsuko fue quien lo pidió.
Dijo el Teniente Aoba, mientras abría los grilletes de Koji con una llave.
—Espera, ¿Entonces soy libre?
—¿Estas sordo o qué? Eso fue lo que dije.
El Teniente Aoba le lanzó una chaqueta con el logotipo de NERV, al igual que una tarjeta de identificación, un manual, y unas direcciones que llevaban a la oficina de Misato.
—Espera, si esta es la dirección de la oficina de Misato. ¿Cómo se supone que yo la encuentre?-
Su pregunta sería respondida con un mapa del Teniente que le daría justo en la cara.
