6.

1.3K 68 9
                                    


Miriam

11 de enero 2021

Estoy muy nerviosa. Pero cuando es muy nerviosa es nivel que lo mismo tengo que ir al baño y vomitar todo lo que he desayunado.

Nunca en mi vida he estado tan nerviosa como hoy. Ni cuando estoy enfrente de mi cantante favorito o me van a dar algo que tantas ganas tengo de tener. No hay comparación ninguna.

Y todo esto me lo está provocando una persona. La misma que me comió la boca en su despacho. Esa misma persona de la que llevo pillada desde que la vi. Ana.

La última vez que supe de ella fue literalmente cuando me empotró contra la mesa de su despacho y nos liamos como si no hubiera un mañana.

No sé qué pudo pensar ella después de eso. Pero yo tengo muy claro de lo que hice esa misma noche.

¿Estará arrepentida? ¿No querrá saber nada más de mí? ¿Lo hice mal? ¿Me va a joder el curso?

He estado todas las vacaciones de Navidad con esas preguntas en mi cabeza. Era incapaz de pensar en otra cosa. Y encima todo lo que tenía alrededor de mí me recordaba a ella. Era como si por arte de magia su nombre apareciera en todos lados. Todo era Ana. Incluso su olor.

Lo peor es que no tuve forma de comunicarme con ella. No sé dónde vive como para intentar planear un cruce espontáneo. No conozco a nadie de su confianza como para que me cuente qué es de ella.

Estas dos semanas se me han hecho eternas. Nunca en mi vida he tenido tantas ganas de que se acabaran unas vacaciones para volver a clase. Y todo para volver a verla y sentir de nuevo sus labios contra los míos.

Ha sonado el timbre que finaliza la clase. La siguiente es la suya. La voy a ver. Literalmente puede cruzar en cualquier momento esa puerta, la cual no puedo parar de mirar como si no existiera nada más.

No escucho ni me entero de lo que me está contando Belén. Todos mis sentidos están fijados en esa maldita puerta.

Los minutos se me hacen eternos. Tengo la sensación de que no va a aparecer. ¿Y si le ha pasado algo? ¿Y si ha pedido que le cambien de centro? ¿Es eso posible ahora mismo?

-¡Ana! - gritan.

Entonces ahí aparece. Esa melena perfectamente cuidada morena. Su figura. Un abrigo gris precioso. Esa sonrisa. Esos labios. Ella.

Me quedo mirándola sin reaccionar. Está ahí. A metros de mí. Joder, que nos besamos.

Belén me mira con una ceja alzada al ver que no puedo apartar mis ojos de Ana. Quiero que me mire, que me vuelva a sonreír. Necesito saber que todo está bien.

Pero no recibo nada de eso.

Tengo miedo. Seguramente se haya arrepentido. Normal, ¿cómo ha sido capaz de besar a una de sus alumnas?

Da su clase con normalidad. Pero a mí no me mira. Incluso mira a Belén. Pero a mí no. No existo para ella.

Soy incapaz de concentrarme en su clase. En mi cabeza rondan todo tipo de situaciones, preguntas y sobre todo recordando el beso que no va a volver a ocurrir.

Suena el timbre. ¿Ya han pasado los cincuenta minutos de clase? Estoy flipando.

Yo sigo con mi mirada fija en Ana. Tiene que haber algo que me diga algo. Cualquier cosa. Un gesto, una mirada fugaz, algo.

Entonces mira en mi dirección. No me mira exactamente a mí, sino a Belén. Se acerca. Mi corazón empieza a latir muy rápido. Ya estoy notando su olor.

Nuestra Cuenta PendienteWhere stories live. Discover now