1- ¿Hogar Dulce Hogar?

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Los días lluviosos eran los favoritos de Andrés, estar todo el día en casa, leyendo cualquier cosa o disfrutar de una bebida caliente con la compañía de su madre, mientras ven cualquier cosa en la tv envueltos en una manta

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Los días lluviosos eran los favoritos de Andrés, estar todo el día en casa, leyendo cualquier cosa o disfrutar de una bebida caliente con la compañía de su madre, mientras ven cualquier cosa en la tv envueltos en una manta.

Ahora odia esos dias, así como ahora odia leer, odia las bebidas calientes, odia las mantas, odia todo lo que hacía con ella. Todo le recuerda a ella.

—Estamos por llegar —Anuncio el chófer.

El castaño no decía nada, solo veía las gotas de la estúpida lluvia (pensaba el) bajar por la ventana.
  A su lado un hombre con vestimenta formal miraba su reloj atento.

Apresúrate, la puntualidad es importante —Habló el metiche del banco— Recuerda Andrés, por tu seguridad, nada de nombrar la herencia.

—Te recuerdo que sigo sin saber a dónde voy —Mencionó fastidiado.

—El señor Timba es tu familiar más cercano el se hará cargo de ti, y el único que aceptó nuestra solicitud para que te cuide.

—¿Cercano?

—Es el viudo de la prima segunda de tu tío tercero por parte del bisabuelo de tu padre —Mierda ni siquiera había un lazo de sangre (pensó Andrés)

—Tengo diecisiete, no necesito cuidados, gracias —Veía venir esas odiosas palabras.

—Eres menor de edad —Y ahí estaban, que ganas de meterle una patada en las pelotas cada que lo decía— Solo será un año hasta que puedas acceder al dinero que dejó tu madre.

El repentino fallecimiento de su mamá dejó muchas heridas abiertas, no solo tuvo que lidiar con su partida, también con los problemas que dejó en la familia. A tal grado que sus familiares cercanos no lo quieran cerca.

—Llegamos —El chófer frenó el auto.

A primera vista la casa se veía realmente bien, era muy grande, gracias a Dios, en una casa grande habrá privacidad.
   Bajó del auto junto al hombre que le acompañaba, el cual se dirigió a tocar el timbre. Segundos más tarde un chico de tez morena abrió la puerta y los observó por unos segundos.

—¡Timba, es para ti! —Gritó aturdiendo un poco a Andrés.

Un hombre de cabellera azul se acercó a la puerta.

—¡Hola, pasen! —Los recibió con una enorme sonrisa.

Si había algo tan difícil para Andrés en estos momentos era tener una sonrisa, empezó a detestar a la gente feliz, el también quería serlo.

Los dos mayores charlaban de cosas que el castaño no recuerda, pues estaba distraído viendo la casa. Por fuera parecía una hermosa mansión, pero por dentro en verdad era un chiquero, chocolate por todo el piso, pelo de perro en los sillones, plumas en la pared, rasguños en la puerta y un sin fin de cosas que hacían que el oji miel quisiera vomitar.

 Por fuera parecía una hermosa mansión, pero por dentro en verdad era un chiquero, chocolate por todo el piso, pelo de perro en los sillones, plumas en la pared, rasguños en la puerta y un sin fin de cosas que hacían que el oji miel quisiera vomitar

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—Bueno Andrés sé que necesitas tu espacio, pero antes de enseñarte tu habitación debe —Fue interrumpido.

—¿¡El es Andres?! —Un ¿chico? de cabello rosa bajaba por las escaleras mientras veía asombrado al castaño, rápidamente fue hacia el— ¡Es muy lindo! ¡Hola soy Víctor!

Ah, si es chico.

—Como decía —Habló Timba viendo mal a Víctor— Debes conocer a todos los que viven aquí.

El peli azul tomo un silbato y lo hizo sonar, rápidamente todos salieron de sus cuartos, del comedor y hasta llegaban del patio.
  Con razón la casa es tan grande, a la mierda la privacidad que se imaginaba.

—¡Ellos son mis amigos!

Todos se presentaron acercándose hacia el, se notaba su enfado, le abrumada la gente, y más cuando venían en bola como ellos.

Solo hubo alguien que no se presentó, el mismo chico que le abrió la puerta, el cual le llamó la atención al ver que abrazaba un peluche con forma de dinosaurio, al igual que su vestimenta que también tenía forma de dinosaurio.

—Raptor, faltas tu —Le habló un tipo con corona haciendo que reaccionara.

—¿Eh? ¿Qué? —Vió a todos confundido.

—El es Andrés y vivirá con nosotros, dile como te llamas —Pidió Timba con tranquilidad.

Era impresionante el nivel de paciencia que todos le tenían, pues obviamente no era un niño, desde el punto de vista del de capucha azul, ese Raptor es un idiota.

—Soy Raptor —Dijo con un tono cortante, para después retirarse.

—¿Qué le pasa? —Preguntó Andrés.

—El es así al principio, cuando te agarre confianza verás como cambia.

Lo último que Andrés quería en ese momento es tener una amistad con ese chico.


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¡RAWR! Spartorˎˊ˗Where stories live. Discover now