Lealtad

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Una vez que la desolación se redujo a un dolor sordo, Draco decidió que debía seguir adelante. Renovó el encantamiento desilusionador y se quedó inmóvil un momento, preguntándose qué punto de su primer año en Hogwarts debía visitar ahora. 

Ya no tenía idea de qué tanto había afectado su ausencia a los acontecimientos. Lo del trol era una prueba: para esas alturas, a pesar de la renuencia de Ron, Draco recordaba que los cuatro se hallaban siempre juntos. Sin embargo, parecía que habían estado distanciados hasta que tuvieron que salvar a Hermione.

Draco miró a su alrededor. Tras un breve vistazo se dio cuenta de que, al haber entendido lo que pasaría, inconscientemente había hecho lo que siempre hacía cuando necesitaba consuelo. Se hallaba frente a la biblioteca, el lugar en el que Hermione había aprendido a buscarlo cuando sabía que algo no iba bien.

Pero Hermione jamás volvería a encontrarlo.

La negación comenzó a hacer acto de presencia. Sabía que dolería alejarse; pero no se le había ocurrido que, más que eso, iba a doler verla enamorarse de alguien más. Sobre todo de alguien que siempre la había querido.

No pudo evitar preguntarse si Ron podría evitar lastimarla. Recordaba con claridad la desastrosa reacción que había tenido cuando Hermione corrigió su pronunciación en encantamientos, precisamente la noche del trol. En esa ocasión, Draco la había apoyado y ellos dos fueron los únicos que lograron hacer levitar la pluma. Sin embargo, Ron había agriado la emoción de los puntos con sus comentarios poco sutiles.

Draco no era tonto: sabía que Ron no sería el tipo de persona que llegaría al corazón de Hermione del modo en que él lo había hecho. Pero conocía demasiado bien a ambos como para no reconocer que, sin él ahí, Ron tenía posibilidades

Movido por la curiosidad, Draco accionó el giratiempo allí mismo. Esta vez no se concentró en mirar como giraba, sino en las siluetas borrosas que pasaban frente a él, buscando una cabellera castaña que se dirigiera a la biblioteca que tenía detrás.

Pasados unos segundos, los encontró. Iban muy juntos, concentrados en un trozo de pergamino que Hermione tenía en la mano. El frío invernal de inmediato le recordó a Draco la sensación cálida del gran comedor, rodeados de gigantescos pinos. ¿Cómo había conseguido Hermione arrastrarlos a la biblioteca antes de las vacaciones de Navidad?

Como había tan poca gente, no le costó trabajo deducir que ya habían pasado los exámenes. Gracias a eso, no le fue difícil colarse en la biblioteca detrás de ellos.

—Sepárense —indicó Hermione en cuanto estuvieron fuera del alcance de los oídos de la señora Pince. —Si encuentran algo, nos veremos en la mesa de siempre.

De inmediato quedó claro que ya habían hecho aquéllo antes. Ron y Hermione se dirigieron a la izquierda, pero Harry caminó en dirección opuesta, hacia la sección prohibida. Era obvio que, en ese entonces, Harry no era ningún maestro del secretismo; por lo que enseguida la señora Pince notó su andar sospechoso y lo corrió de la estancia. Sabiendo que Ron y Hermione tardarían en salir, Draco decidió esperar afuera con Harry. No quería poner a prueba los límites de su paciencia viendo a Ron y Hermione desarrollar una complicidad que a él le costaría todo lo que tenía.

A los pocos minutos, ambos niños salieron juntos de la biblioteca, negando con la cabeza. Draco dedujo que habían acordado encontrarse afuera si uno de ellos no aparecía en la mesa "de siempre".

—Seguirán buscando cuando yo no esté, ¿verdad? —les preguntó Hermione con el entrecejo fruncido. —Pueden enviarme una lechuza en cuanto descubran algo.

Hermione iría a casa para pasar la Navidad con sus padres; y Ron se quedaría a acompañar a Harry. Tal como había supuesto Draco, toda su lealtad sería para sus dos mejores amigos. Él ya no entraba en la ecuación.

—Y tú podrás preguntarle a tus padres si saben quién es Flamel —bromeó Ron—. Preguntarle a ellos no tendrá riesgos.

—Ningún riesgo en preguntarles. Son dentistas.

La sonrisa que le dirigió a Ron hizo que el Draco adulto e invisible que los seguía se detuviera en seco, dejándolos ir. Ya no tenía nada que hacer ahí.


***

¡Hola! 
Esto de las notas al pie no se me da mucho, pero igual quería escribir aquí abajo. Si estás leyendo esto después de mi última actualización o si acabas de encontrar este texto, quiero agradecerte por llegar hasta aquí. Por supuesto, seguiré subiendo capítulos. Tengo más en borrador y otros en una libreta, pero igual quería agradecerles por leer y votar en esta historia. No saben lo mucho que significa para mi. ¡Gracias!

Edit: Tuve que  modificar este capítulo porque me di cuenta de que había un error de continuidad. Por suerte, tengo dos más en borrador que subiré pronto. ¡Gracias por leer esta historia!

SacrificioWhere stories live. Discover now