Capítulo 27

1.3K 122 14
                                    

¡Hey, hey! 

Estoy desatada. El libro está acabado, así que estoy revisando capítulos y subiéndolos. Seguramente antes de que acabe la semana estará entero y publicado. Y... Quizá os llevéis una sorpresa al final. Ya veréis... 

PD: el griego que aparece, creo que es correcto, pero si alguien viese algún fallo encantada estaré de recibir ayuda. 

PD2: Están revisados, pero como siempre, alguna que otra falta puede encontrarse.

PD3:  ¡Disfrutad de la lectura! 

os quiero, xx





—Pero... ¡Mamá! —se quejaba Kaia.

—¡No empecéis! —nos reprendió ella—. ¡Tan sólo llevamos veinte minutos en coche y ya no hay quien os aguante!

Kaia me pegó un manotazo en el brazo.

Se lo devolví.

—De verdad, que vaya dos...

—¡Pero si ha empezado ella!

—Madre mía... —oí a Elsa.

—Chicas... —intentó detenernos mi padre, quien conducía.

—Gilipollas... —masculló Kaia.

—Anormal —contraataqué.

—Ped...

—!Kaia y Nedra Lua Vernon! —gritó nuestra madre—. ¡Skáse alliós tha se vgálo apó aftó to kinoúmeno aftokínito!

Ambas nos quedamos quietas y parpadeamos. Cuando mi madre soltaba la griega que llevaba dentro era una advertencia real. Y acababa de amenazarnos con tirarnos del coche en marcha.

—Joder, tengo que aprenderme esa para mis hijos —se burló Elsa—. Si ha funcionado con estas dos, funciona con cualquiera.

—Por cierto —fruncí el ceño—. ¿Por qué no han venido Kevin y los niños?

—Todavía teme lo que pasó la última vez cuando la tía Layla lo acosó. Y tu sobrino, bueno, está en la edad del pavo. Esa en la que no quiere saber nada de sus padres y mucho menos la familia. Así que se han quedado en casa.

Reí.

Todos tienen una tía que está algo loca. La nuestra era Layla. ¿Y qué sucedió? Que se enamoró del marido de mi hermana y lo acosaba y toqueteaba. A ver, que nuestra tía no iba a hacer nada serio, así era ella; muy suelta. Pero mi pobre cuñado acabó temiéndole a la parte Griega de la familia.

—No os burléis de vuestra tía.

—A ver, mamá... —dije yo—. Que está como una cabra. Eso lo sabemos todos. No hay de qué avergonzarse.

—Estás tú para hablar... —opinó Kaia.

—Le dijo la sartén al cazo.

—¡Eh! No empecéis de nuevo.

Ambas alzamos las manos, callando y haciendo caso a nuestra madre.

—Por favor que lleguemos ya al aeropuerto... —suplicó Elsa en un suspiro.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Where stories live. Discover now