No sin ella

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Durante las siguientes semanas tras la explosión del edificio del consejo, Vi se quedaba a dormir en la habitación de Caitlyn, ella no merecía pasar por todo esto sola, no después de todo lo que la vigilante había hecho por ella, y era Vi precisamente, quien mejor sabía como se sentía el vacío de perder a un ser querido.

Habían pasado tres semanas, Caitlyn seguía teniendo pesadillas, murmurando cada noche el nombre de su madre, solía agitar su cuerpo intentando correr, tal vez intentando parar a Powder, pocos momentos antes de que lanzara el misil que acabaría dando lugar a estos acontecimientos, a estas continuas y largas, aunque dulces, noches junto a Caitlyn.


Hoy Vi no podía conciliar el sueño, así que tratando de no despertar a su compañera, se levanto suavemente de la cama, asegurándose de que Caitlyn se mantuviera calentita bajo las sábanas; dió unos pasos hasta la ventana, y se sentó en el grueso marco de la misma, admirando el las vistas que le proporcionaba la mansión de los Kiramman. 


Siempre había visto Piltover desde las zonas mas altas de las Líneas, así que ver tan de cerca los edificios lujosos de la otra zona del río, a la que no estaba acostumbrada, llegaba hasta cierto punto a hacerle sentir abrumada.

Durante estos últimos dias su cabeza estaba llena de pensamientos...preguntas: ¿Qué sera de mi relación con Powder? ¿Me odia? ¿Que son estos sentimientos que florecen dentro de mi corazón? ¿Debería alejarme de Caitlyn?... Caitlyn...


Vi dirigió su mirada hacia la cama, donde la chica en la que pensaba tanto últimamente, descansaba envuelta en sábanas, con el pelo algo alborotado y la luz de la luna realzando sus facciones, era preciosa...


Había algo en Vi que la llamaba a irse, a huir se allí lo mas rapido posible, antes de que todos estos sentimientos acabasen con esa personalidad dura que tanto le había costado crear para poder sobrevivir, Caitlyn era la única capaz de hacer bajar su guardia tras estos años en Stillwater; pero otra parte de ella le pedía quedarse, abrazar a la chica muy fuerte, protegerla de todo lo malo que pudiera pasar en este mundo, ya que ni si quiera los muros de esta gran mansión pudieron protegerla se su hermana. Ese instinto surgía de lo mas profundo de su cuerpo, Caitlyn la necesitaba, y aunque hasta cierto punto no le gustaba admitirlo, era algo mutuo.


Estaba algo ensimismada mirando a traves de la ventana cuando un sonido parecido a un llanto le hizo salir del trance, era Caitlyn, teniendo una pesadilla de nuevo. Rápidamente se dirigió a la cama, y de la manera mas dulce que sus manos le permitieron, sujetó su rostro.


"Cait, despierta, es una pesadilla" susurró.


Caitlyn abrió los ojos lentamente, su mirada se posó en los labios de Vi, y acto seguido miró hacia sus ojos. Aún estaba algo desorientada, sin saber que estaba pasando y si lo que acababa de vivir en su sueño, había pasado en realidad.


Sin decir una sola palabra, abrió sus brazos y se sujetó al cuerpo de Vi, agarrando su ropa con algo de fuerza. Sólo quería olvidar todas esas imágenes que rondaban por su cabeza, la sonrisa de su madre la última vez que la vió, la mirada fría que Jinx le había lanzado justo antes de golpearla con su arma, el sonido estruendoso del misil explotando contra la sala del consejo, todos los escombros cayendo, el olor a humo, la nube de polvo y ceniza que se había formado en todo Piltover. Todo, le hacia querer esconderse en un lugar oscuro y no volver a salir, excepto ella, excepto Vi.


"Tranquila, estoy aquí, no tienes que pensar en nada más ahora mismo" dijo Vi, en un tono suave, intentando calmar a Caitlyn mientras acariciaba su espalda lentamente, lo único que quería es consolarla, disolver todo el dolor que la chica sentía en esos momentos.


Poco a poco, la respiración de Caitlyn se volvió mas tranquila, hasta que cayó de nuevo en un profundo sueño. Vi no dejó de abrazarla en toda la noche, después de todo, había imaginado como podrían haber sido las cosas si sus padres no hubieran muerto en el puente, si no se hubiera intentado entregar a los vigilantes en la tienda de Benzo, si no hubiera dejado a Powder sola, incluso si hubiera tenido otras palabras para su hermana el día que decidió lanzar el misil. Pero aunque no dejaba de imaginar múltiples escenarios de lo que podría haber sido, ninguno incluía un mundo sin Caitlyn, no...sin ella.

No sin ellaWhere stories live. Discover now