— Debes dejar de visitar esos lugares
callie — dijo Mark entrando a mi oficina
— No te metas en mis asuntos Mark
— Solo trato de hacerte ver las cosas
— Mira... nada me pasará si? Todo estará bien
— Ya te enamoraste cierto?
— Ella me parece linda nada más
— ¿Crees que no lo sé?, Tus ojos cambian cuando la tienes enfrente
— Me gusta verla bailar
— Y también te gusta
— Claro que no! Y sal de aquí
Era absurdo sentir algo por ella, para mi solo era tal vez admiración por su manera de bailar.
Adela era una bailarina en un bar nocturno, muchas personas lo consideraban un lugar de citas pero para mi era solo un bar más, donde todas las noches iba y me tomaba una copa.
(...............)
Cuando termine todos mis pendientes en la oficina salí camino al bar, a lo lejos se alcanzaban a ver las luces y la música ya se escuchaba.
— Bienvenida señora torres, es un placer verla de nuevo.
— Gracias
— Está noche viene a ver el show no?
— ¿Puedo tener una noche a Adela?
— Ella está desocupada después del show
— Esta bien, después del show sera
— Pase
Entre al lugar y me senté en la orilla de siempre sobre un sofá rojo.
— Bienvenidos al show de esta noche, todos pidan sus copas que el show está por comenzar con ustedes la reina de la noche ADELA — todos silbaban o gritaban cosas
La luz del pequeño escenario se apagó y a los pocos minutos se iluminó un cuerpo escultural sobre un tubo.
¿Cómo es que podía moverse tan bien?
La música comenzó a sonar ella comenzó a moverse sobre el tubo, daba vueltas sobre el y caía al piso con las piernas abiertas.
La segunda vez que cayo mi mirada atrapó la suya y el tiempo se detuvo.
— Démosle un aplauso a nuestra estrella de todas las noches. — ella se levantó y despidiéndose desapareció del escenario.
El show apenas comenzaba así que debía esperar un buen rato antes de tenerla conmigo.
(...........)
Después de una hora por fin vi venir a Adela vestida de negro junto a su antifaz.
— Hola — su voz se escucha dulce
— Hola
— ¿Soy tuya por esta noche, estás lista? — sonrió sentándose a mi lado
— ¿Tendrás todo el tiempo el antifaz? — le pregunté
— ¿Te molesta?
— Quisiera verte sin el
— Es más divertido con el antifaz
— Bueno debo admitir que si
— ¿Vamos? — sonrió trazando círculos en mi pierna
