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«Vamos Yerin, no puedes dejarme. Por favor no me dejes hasta que me vaya».

Los recuerdos la envolvían de dolor. Solo recordar aquel momento la destrozaba más que a una hoja de papel en una trituradora, era la etapa más difícil de toda su vida. Jamás pensó que pasaría por algo así, si lo supiera no habría reaccionado de esa manera, quizá su decisión hubiera sido diferente a la de ese día, sin embargo, no importaba las veces que lo pensara, de cualquier modo, todo se quedaría en un «tal vez», ya no podía hacer nada.

El silencio abrumador en su departamento era su único compañero, junto al desastre que había en su hogar. Cuando estaba a punto de encontrar un poco de paz, el sonido de su celular la interrumpió. Era un mensaje de Kakao Talk de la señora Choi, que le decía: «Deberías venir, él lo hubiera querido así». El mensaje la hizo reconsiderar su decisión, aunque ya había elegido no ir.

No era que quisiera dejarlos solos, sin embargo, la idea de presentarse en el lugar le causaba un revoltijo en el estómago, además de un dolor intenso en su pecho con una sensación asfixiante. Era difícil tener que soportarlo todo sola. Aún con todo aquello, se armó de valor pasando por alto el sufrimiento con tal de dirigirse a su última despedida.

El recorrido fue más rápido de lo que imaginó y más pesado que de costumbre, su destino estaba lleno de personas por doquier, incluyendo a su madre. Casi toda la gente se encontraba dentro despidiéndose del chico que yacía frío sobre el ataúd, ese era el lugar y el motivo por el que no quería entrar ahí. Sabía que si entraba rompería en llanto y se volvería el peor momento de su vida (o solo uno de muchos más en esa última semana). En una esquina lejana permanecía escondida con tal de mantenerse a pie, no había saludado a nadie ni tenía pensado hacerlo para quedarse igual. Se sentía perdida y desorientada con todo aquello, no había una sola señal de que se encontrara bien.

Fue cuestión de minutos para que la madre del chico la encontrara regalándole una sonrisa significativa llena de dolor. Ninguna pudo evitarlo, soltaron en llanto expresando su dolor al encontrarse, era como ver una parte de él ahí parada. Sin decir una sola palabra se acercaron para abrazarse, sintiendo así el cálido apoyo que las dos necesitaban. La sensación de saber que esa era la última vez era terrible. Choi la miró dándole un apretón en el hombro como confortación antes de intentar hablar.

—Por favor entra, no quiero que en el futuro te arrepientas de no hacerlo. Mi hijo seguro te escuchará desde donde sea que esté ahora. —Su voz sonó cansada, perdida y abatida, era un momento difícil para todos—. Escucharte era lo que más deseaba antes de morir

Suspiró en grande ante la petición. No pudo negarse, era consciente de que esa opción era la mejor si no quería en el futuro sentirse arrepentida.

Dejando todas las preocupaciones de lado aceptó, aunque lastimaba su corazón. Verlo recostado sobre ese lugar le dolía, le quemaba el alma y lo único en su mente era verlo abrir sus ojos diciéndole que todo era una broma pesada como siempre, pero no fue así, esa vez era real.

De un momento a otro sus fuerzas se terminaron, el llanto escapaba de sus ojos, el dolor en su pecho aumentaba dejándole ese vacío que la hacía querer gritar, y si era posible, morir también. Lo único que quería era verlo ahí, regresar el tiempo para disculparse, para verlo sonreír y que sus hoyuelos aparecieran tan pronto sus ojos desaparecieran. Nada podía expresar el dolor que sentía por su pérdida.

Poco después dieron el último adiós, el momento más doloroso del día. No estaba lista para decir «hasta nunca», no era fácil estarlo. Se negaba a dejarlo ir, por ello no quería asistir al funeral. Aún seguía buscando en sus palabras de despedida el presagio que le diera la señal de su partida, y ahí estaba en medio de las palabras dolorosas de su discusión: «no me dejes hasta que me vaya». Si hubiera preguntado por ello hubiese podido cambiar todo, o quizá, nada. Todos se habían ido y ella hizo una parada sobre la playa contemplando la flor sobre su mano, como el dolor seguía ahí junto a las lágrima, se atrevió a mirar el cielo nocturno dejando un grito desgarrador del que solo la luna, las estrellas y el mar fueron testigos. Las olas estremeciéndose mojaron sus pies trayéndola de vuelta a la realidad, entonces soltó una sonrisa adolorida tirando la flor con delicadeza, su mirada se dirigió al infinito donde su corazón dijo sus últimas palabras para él.

—Sé que las estrellas te acogerán cálidamente entre sus brazos para que puedas descansar. Mientras tanto yo estaré aquí asegurando que mi corazón no te olvide nunca. —Se detuvo para limpiar su rostro y acabar con el nudo en su garganta, después continuó—: Voy a extrañarte y recordarte a través del cielo. Ahora el cielo será más lindo, Choi Soobin...

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❝ Ghosting❞
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Primer publicación: 4/03/2022

Primer publicación: 4/03/2022

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GHOSTING |Choi Soobin [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora