4. La luz que separa el cielo

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Del cielo grisáceo comienzan a caer gotas finas y débiles. Justo cuando están llegando a las murallas de piedra de un pueblo, que está a un lado del camino. Los dos esperan en un establo para cubrirse de la creciente lluvia.

-Dime. -rompe Ilea el silencio-. ¿Llevas todo este tiempo buscando a ese espíritu?

Jonvyk se mantiene en silencio por un momento, se cruza de brazos y pega su espalda a la pared. Sólo se escucha el sonido de las gotas caer al suelo. La lluvia se intensifica cada vez más.

-Parece que no va a parar por un tiempo... -suspira la chica-. ¿Vamos adentro y tomamos algo caliente?

Él se vuelve a quedar en silencio. Parecía que esperaba que se fuera ella sola o llegase a callarse en algún momento. Lo que ella no se imaginaba era que finalmente el caballero se pusiera erguido y a continuación le hiciera un gesto a Ilea de que fueran juntos. Su rostro cambia en un segundo y la felicidad que muestra le hace esbozar una sonrisa oculta a Jonvyk.

Los dos, uno al lado del otro, van directos a la posada más cercana a las puertas de la entrada. Cuando entran, el sonido de las copas llenas de cerveza chocando con un brindis entre los presentes y las voces de felicidad llenan el lugar de esquina a esquina. Parecen celebrar algo e Ilea está muy atenta a ver qué está pasando. En su mayoría son hombres mayores, mediana edad y casi todos con unas barbas salvajes. Sus mofletes colorados sobresalen en sus rostros, puede que por lo ebrios que estén o por estar horas en este lugar calentado por el fuego de la chimenea.

Jonvyk se sienta a coger un sitio antes que ella. Ilea está encantada con la situación.

-¡No sé qué pasa pero me encanta! -dice con una sonrisa de oreja a oreja-. ¡No suelo ver tanta gente feliz en el mismo sitio!

Se acerca una camarera a atenderles.

-Hoy el señor Rubberloftimon invita a todos un par de rondas. -dice la dama con una sonrisa-. Pueden pedir lo que quieran.

-¿Quién es ese Rubber... no se qué? -pregunta la hechicera muy emocionada-. -¿Qué ha pasado?

La señora se da media vuelta y mira a todos los que celebran bebiendo y alzando sus jarras.

-El anterior capataz del aserradero del pueblo ha muerto recientemente. -dice con una sonrisa. -El malvado señor que antes estaba ordenandoles... falleció. Como pago por sus terribles acciones en el pasado. Durante cuarenta años obligaba hasta a los más jóvenes hacer trabajos muy duros.

-¿Qué pasó con él? -pregunta la chica temiendo lo que pueda oír-. ¿Cómo murió?

-Hace poco hubo una manada de lobos cerca del pueblo. -afirma la señora poniendo una mano sobre su cadera-. Murió porque mandó a doce jóvenes a cortar árboles, se suponía que donde habitaban esos lobos. Cuando llegaron, el único al que se lo comieron vivo fue ese horrible hombre.

Tanto Ilea como Jonvyk se quedan en silencio, ella mirando a la mujer y él con las manos juntas sobre la mesa, escuchando la historia pacientemente. Al terminar la historia el caballero mira a la mujer y ella se inclina hacia delante para dejar ver un poco de lo que tiene bajo la ropa.

-¿Qué desea el caballero de Gaya? -sonríe la camarera-. Puede pedir lo que sea.

Este se mantiene en silencio y gira su mirada hacia Ilea.

-Algo caliente. -dice con un tono serio-. Solo uno.

-¡Ah! -se exalta la hechicera-. ¡Entonces yo tres copas de vino!

La camarera se gira y obedece la orden en silencio.

-¿Por qué todas las mujeres quieren sexo contigo? -pregunta Ilea arqueando la ceja mientras mira cómo la señora se aleja de ellos-. ¿Desde cuándo pasan estas cosas?

-Hay un rumor... por culpa de un ex-miembro. -responde Jonvyk-. Lo llamaban Junn, el amante. Al parecer era tan bueno luchando como en la cama. Para la sorpresa de las doncellas, debajo del casco de Junn se ocultaba el rostro de un hombre apuesto.

Los dos se quedan en silencio hasta que llega el pedido.

-La posadera me ha pedido que os deje esto aquí. -dice la camarera a la vez que deja el pedido en la mesa, con una nota-. También que ya de paso, les dejo esta botella de vino entera para ustedes.

Jonvyk lo primero que hace es coger la nota y leerla. Ilea abre la botella y a morro bebe de ella.

-¿Qué dice? -le pregunta ella después de unos largos tragos-.

-La posadera nos pide que hagamos un trabajo antes de seguir nuestro camino. -Responde este suspirando mientras aprieta la nota en su puño-. El dinero vale la pena...

-¿Qué es? -deja la botella en la mesa relamiéndose los labios-.

-Ir a por esos lobos. -responde tajante-.

Jonvyk coge su jarra caliente. Sale del lugar y busca un sitio solitario donde beber. Cuando se pone de nuevo el casco justo llega Ilea con los brazos cruzados por la espalda. Se inclina para ver de cerca al caballero con una sonrisa y luego se pone firme.

Los dos con una mirada ya lo saben, no se tienen que decir nada. Van a por esos lobos.

Del cielo cada vez menos grisáceo, las gotas comienzan a cesar. De pronto un rayo de luz cae desde una gruta en las nubes. Poco a poco el cielo se despeja y deja un camino soleado de nuevo hacia el bosque. 

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⏰ Dernière mise à jour : Jan 06, 2022 ⏰

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GANDYA: DESTINOS CRUZADOSOù les histoires vivent. Découvrez maintenant