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El periodo de luto habría finalizado, pero mi duelo aún parecía permanecer estable. Experimenté con terapias, hipnosis.. el psicólogo sugirió ingreso, suena tétrico, me gusta, aunque no estoy a favor de los uniformes. Pero ya lo creí exagerado.


Era difícil el vacío de Alaska, para entonces no habría esa locura a la que me acostumbré.

Fui al funeral. A medias; huí. Sabría que no lo toleraría. Oí que dejaron llevar al sepulto el collar que le obsequié; una luna, yo conservo el siberiano.

Podía a veces entender eso que dicen, podía a veces escucharla, sentir olvidarla.

Jasper me esperaba, partíamos tras el acantilado. A Alaska le fascinaba la idea de ver el mar, a veces el cielo y ansiaba ver de cerca aquellas Auroras de Internet. Se volvía costumbre mía el paseo, dejando a un lado el corte de cabello, solía gustarle así; algo varonil.


Recuerdo bien nuestro último invierno juntas, cielos, adoraba verla reír. Extraños esos hoyuelos.



Me hizo bien.


De regreso pude notarme paranoica. Juro que creí haberla visto.. estaba algo cansada.. me habría dormido en el auto.. y obviemos el alcohol, por favor.

-¿Te encuentras bien?.

-Si.. eso solo que..

-...

-Nada..

Vomité.

-Demonios.

Reí.

-Maldito vodka..

Mi mejor amiga es un monstruo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora