Salvando a tres almas desamparadas

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[CONTENIDO DELICADO EN ALGÚN MOMENTO]
[ADVERTENCIAS EN LA DESCRIPCIÓN].

Como toda ciudad y prefectura del país, Yokohama era dominada por los Alfas, hombres y mujeres con esta condición, que creían ser superiores en todo que los Omegas y Betas, quienes eran esclavos de los llamados "Dueños de Yokohama".

Osamu Dazai. Un joven Omega de veintidós años de edad, suplicaba ser liberado de ese sótano donde había estado viviendo los últimos cuatro meses.

Estaba encadenado de muñecas y tobillos, y sólo cuando jugaban con él, era libre de esas molestas y pesadas cadenas. Dazai no era feliz. Osamu Dazai deseaba que la muerte se lo llevara uno de esos días de tortura.

— Ten. Come todo. Perro.

Chūya, un Alfa de también veintidós años, era el dueño Dazai. No lo había adquirido en el mercado negro en asuntos de trata de personas, mejor dicho, trata de Omegas, como a otros. Sino, que lo conoció en tiempos de secundaria e incluso llegaron a ser enamorados.

Los Omegas se vendían, y no tenían la libertad de elegir a sus futuras parejas predestinadas. Los Omegas debían aceptar, les guste o no, a los Alfas que los compraban y volvían como suyos.

El pelirrojo había aventado un tazón de perro con un trozo de pan duro, y otro tazón con agua, para que Dazai pudiera alimentarse. No lo dejaría morir; después de todo, Dazai era su objeto de diversión y entretenimiento en varios sentidos.

Si Chūya sentía enojo, frustración, descargaba su furia golpeando a Dazai hasta desquitar sus molestias.

Si estaba en su celo de Alfa, lo desquitaba con Dazai. Incluso ya lo había marcado.

Si requería de trabajos más sencillos, Dazai era su sirviente y esclavo.

A cambio, alimentaba a Dazai con mala comida, lo mal vestía, y en ocasiones lo sacaba a pasear, como si de una mascota se tratara.

La mirada de Dazai era de dolor y sufrimiento. No tenía dignidad ni mucho menos orgullo. Se tenía asco a sí mismo por ser la persona que era: un Omega esclavo de un detestable Alfa.
Tenía heridas graves, hematomas en su cuerpo, en sus ojos.

El castaño se acercó gateando hacia el tazón. Justo cuando iba a tomar el trozo de pan, Chūya pisó su mano, sonriéndole con malicia.

C-Chūya...

Sus lágrimas no tardaron en salir.
El pelirrojo se agachó, para abrazarlo y besar su cabeza queriendo ser hipócritamente tierno.

— Te amo, mi vida. Ahora come, o las cucarachas te ganarán el pan.

Chūya se levantó del suelo y dió la espalda a Dazai, caminó un poco hacia la puerta, cuando sintió un golpe por detrás, que lo dejó inconsciente.

— ¡Muere!

Dazai había logrado romper esas cadenas con anterioridad, y esperó el momento oportuno para escapar.

El lado negativo de haber salido de la mansión de Chūya, era que tenía de que correr mucho y estaba débil. Sus piernas se doblaban por sí solas y caía de rodillas en caminos que iban de empinada.

Aún así, logró llegar lejos. El mundo exterior no era buena compañía tampoco, pero al menos, si su celo se presentara, ningún alfa podría percibirlo, ya que Chūya lo había marcado hace tiempo.

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⏰ Last updated: Jan 09, 2022 ⏰

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TINIEBLAS DE YOKOHAMAWhere stories live. Discover now