Vivimos en un mundo hostil donde las palabras sinceras y los sentimientos puros quedan de lado por la avaricia, pero aquí no, al menos en mi mundo no.
Mi nombre es Lisette Andrade, mejor conocida como Luna, soy escritora y defensora de la verdad de...
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¿Te han enseñado a brillar con luz propia? A mi sí.
Conocí a una chica muy distinguida en la escuela, todos se le quedaban viendo siempre, porque conocían su debilidad, la vergüenza de su vida, el defecto que no la dejaba de perseguir... Su altura. Medía exactamente 1,85 por lo cual todos se burlaban de ella, en serio, a veces la gente puede ser muy cruel; le llamaban gozilla, pie grande, e incluso le hacían una pregunta estúpida cada vez que la veían por los pasillos de la escuela "¿cómo está el clima allá arriba?", yo pensaba ¿en serio no tienen otra cosa que hacer?
En fin, la historia sigue, y es que un buen día llegó un chico nuevo al colegio, la cuestión con este chico es que era de su altura, claro venía de Suecia, allí todos son altos. El punto es que no solo a ella le gustó el chico, sino que todas las chicas estaban detrás de él, pero claro eso era de esperarse, guapo, alto, inteligente, un bombón total, pero claro, demasiado falso para mi gusto.
Y aunque al principio ella cayó rendida a sus pies, al final se pudo dar cuenta de quien era él, y más importante, de quien era ella en realidad. Recuerdo bien ese día. En un baile ella vestida con unos tacones enormes como diciendo "ahora si díganme alta" se paró en el escenario en frente de todos diciendo "esta soy yo". Y fue lo más maravilloso que pude haber presenciado, tanta valentía y tanta seguridad de algo que creían todos un defecto, se volvió algo más, algo que la hacía única y real, fue magnífico.
Pero lo que más me gustó de todo, es que aunque ella quería un chico más alto que ella, al final fue con el amigo que le había regalado esos mismos tacones que se puso para hablar delante de todos y le besó, no sé qué habrá pasado después, pero le besó, supongo que fue porque vio quien estuvo en realidad con ella siempre, el chico que llevaba sus libros en una caja de leche, ese que se subió en la misma caja para poder llegar a su altura y conseguir lo que siempre quiso. Y me siento muy feliz por ellos aunque ya no sepa que fue de sus vidas.
La moraleja es, que a pesar de todo, seas gordo, flaco, alto, enano, feo, bonito, rubio, pelirrojo, no tengas pelo... Ect. Nadie te puede ni debe hacerte sentir menos por eso, es más, la gente que ataca así es porque ellos son los primeros en sentirse mal consigo mismos, lo cual no debe ser tu caso. Mirate al espejo todos los días y dí "esto es lo que soy" pero dilo de buena gana con una gran sonrisa y verás que como por arte de magia todo eso que pensabas que eran defectos ahora solo se convierten en un razgo más de ti, algo más que te hace único.
-Dedicado a Jodi Kreyman
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