VII.

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"El mundo está hecho de estrellas y de ti"





Ha pasado el tiempo y Yeji nunca se cansará de reírse con timidez por esas palabras. Ella niega con su cabeza reiteradas veces bajo la intensa mirada de Lia, pero no puede evitar al cabo de unos segundos sentirse cohibida porque capta el deje serio con el que ella lo dice.

No se acostumbra a esos pequeños cumplidos que atraviesan su ser y le rompe en pedazos la barrera de concreto que había creado. Podría ser de hierro o algo indestructible, pero en el fondo de todo y del abismo sabe que no puede resistirse a ser amada.

Así que solo asiente, dándole la razón y con eso, la persona a metros suyo permanece feliz.

Jisu se acerca, alegre. Cómo no estarlo, si hace tan solo una semana tuvo una gran salida con Yeji, aunque fuera mínima y su otra compañía fuer Hyunjin. Inundando la habitación de felicidad que emanaba por sus poros y se sienta a su lado, a tan solo vagos centímetros. Se estira, un poco, en el cuál Yeji es capaz de ver la lechosa piel manchada por algunos diminutos lunares escondidos y adornado por un lindo collar de plata. Mientras visualiza eso, deteniéndose en el bonito cabello castaño claro que cae como cascadas por sus hombros, siente los tibios labios de Jisu chocar con su frente, en un cariñoso y reconfortante beso.

Yeji siempre ha amado eso, incluso hoy. Y sabe que también lo amará mañana.

– ¿Quieres salir a caminar? –ella pregunta esperanzada a medida que separa la distancia de sus cuerpos. Espera que pueda suceder una vez más lo del otro día.

– Me gustaría quedarme aquí, hoy. –responde.

– Todos los días dices lo mismo.

– ¿Cómo sabes? No vienes todos los días. –Yeji la mira, con una ceja alzada inquisitivamente, esperando respuesta.

– Compartes las mismas respuestas con Hyunjin.

Es descubierta. Jisu se ríe despacio y acaricia con amor las hebras azabaches de Yeji.

Algunas veces detesta la familiaridad que existe entre Jisu y su familia, tanto así que Hyunjin le cuente absolutamente todo a Jisu, inclusive cosas tan absurdas del trabajo que a nadie le interesa porque ni siquiera entienden el trabajo del azabache, que, es químico farmacéutico. Yeji apenas entiende que Na significa sodio o cosas básicas que recuerda de su tiempo cuando era una estudiante de trece años y le obligaban hacer ejercicios de algo llamado configuración electrónica, que, hasta el día de hoy no entiende o mejor dicho, se le olvido para que era eso.

Yeji bufa y se cruza de brazos, con el auto permiso que se da para ignorar la bella figura de Jisu y mover su vista al ventanal que cubre la habitación. La vista no era precisamente hermosa, solo mostraba las demás casas en frente de la suya, una berma inexistente y la amplia calle donde autos iban y venían. En medio del pequeño enojo actuado se cuestiona porque Corea no copiaba los modales y hábitos de Países Bajos y comenzar a ocupar más bicicletas que autos, eso era un mayor aporte a la salud física y emocional de los habitantes y sin duda el cotizado servicio de delivery se vería más beneficiado por la rapidez de los repartos. Después de todo, piensa Yeji, Corea y su hermano Hyunjin... también sus amigos, viven del delivery. Es una buena idea que ya sabe que más de una persona dentro de ese territorio geográfico lo ha pensado, pero, allí reina la tecnología.

𝐏𝐎𝐋𝐕𝐎 𝐃𝐄 𝐄𝐒𝐓𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀𝐒 | [yejisu - mini fanfic]Where stories live. Discover now