Extra 1

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Sam y Robby Lawrence - LaRusso, 2 meses de edad.

Dos meses desde la llegada de los bebés y Johnny sentía que no aguanta un día más sin dormir sus horas completas. No es que no le gustara tener a sus bebés en casa, sólo que a veces se le hacía muy cansado tener que ir al trabajo con una pocas horas de sueño encima.

Daniel, por otro lado, se sentía encantado con sus dos hijos. Él decía que no eran para nada molestosos -a comparación de sus cuatro primos que vio crecer-, decía que dormían bastante por las noches a pesar de ser unos casi recién nacidos. Johnny lo negaba. Y para Daniel era obvio, su novio no estaba acostumbrado a vivir con personas que necesitaban de tanta atención como sus pequeños.

Ahora, siendo las tres de la mañana, un Johnny bastante adormilado caminaba de un lado a otro en la habitación de los mellizos tratando de hacer dormir a Sam. Era la más tranquila de los dos, era una bebé bastante sumisa al momento de bañarla, cambiarle el pañal o incluso cuando tomaba su biberón. Siempre se mantenía quieto tratando de no molestar a sus padres. Al contrario de Robby, quien siempre abría sus pequeñas manos para tomar en ellas las narices de Johnny y Daniel, o moviendo sus piernitas, lanzando gritos furiosos cada vez que no le hacían caso y estaba necesitado de atención.

-Vamos, bebé. Tienes que dormir y yo también, mañana hay trabajo -susurró el rubio, mirando a su hija que estaba más despierta que nunca.

Rodó los ojos cuando Sam sonrió. Sabía que no se dormiría pronto. Rendido, camino a la habitación que compartía con su novio, dormía hecho una bolita a un lado de la cama, envuelto en varias sábanas, justo como a él le gustaba.

-Danny, Danny -lo llamó-. Bebé, despierta.

El pelinegro abrió los ojos, parpadeando varias veces. Hizo puños sus manos y los restregó en sus ojos. Se sentó en la cama y entendió los brazos para tomar al bebé.

-Sostenla un rato, iré a prepararle algo de leche.

-Si, ve -dijo simplemente.

Estaba muerto de sueño, tenía miedo de dormirse y hacer que la bebé cayera. Así que prendió la lámpara, acomodó unas cuantas almohadas y acostó a la bebé ahí. Éste hizo un pequeño puchero al dejar de sentir el calor de su padre. Pronto comenzó con leves quejidos saliendo de sus pequeños labios.

-Sshh, tranquila, cariño. Papá ésta aquí -tranquilizó Daniel.

Puso una mano sobre el estómago de su bebé para que lo sintiera, Sam dejó de quejarse y se ocupó en tratar de coordinar sus movimientos para atrapar la mano del pelinegro.

-Volví -dijo Johnny, agitando el biberón con apenas una onza de fórmula.

Le tendió el objeto a Daniel y lo tomó. Agarró una almohada, poniéndola en la cabeza de la niña, una vez lista, guío el biberón a su boca y ella comenzó a succionar.

Unos segundos después, la pequeña Sam comenzaba a poner los ojos en blanco de sueño. Cada vez que se le cerraban los volvía abrir, no se quería dar por vencida y caer dormida.

Daniel y Johnny reían silenciosamente al ver la cara de su hija tratando de no rendirse. El más bajo puso un dedo en sus labios, indicando a Johnny que guardara silencio, pues la bebé ya se encontraba dormida. Agarró con demasiado cuidado y delicadeza a la bebé, situando su cabecita en su hombro, para sacarle el poco aire que tenía dentro después de haber ingerido la leche.

Dio leves palmadas en la espalda de la pequeña hasta hacerla eructar sonoramente.

-Ew -dijo Daniel-, eso lo heredó de ti.

-No voy a negarlo, me siento orgulloso -bromeó.

Se acercó a Daniel, agarrando a Sam para llevarla a su cuna, no sin antes dejar un beso en la frente de la ojiazul.

Recostó a Sam en la cuna. La arropó y acarició su frente antes de salir y volver con Daniel.

Al volver, el reloj marcaba cerca de las 4 am. Daniel estaba recostado nuevamente de un lado, esperando que Johnny se acostara y lo abrazara por detrás. Alzó las sábanas, se acomodó debajo de ellas y abrazó a Daniel, besando su delicado hombro.

-Buenas noches, cariño.

- ¿Noches? Son casi las cuatro -se burló Daniel.

-Buenas madrugadas, entonces -bromeó.

Pegó más su cuerpo al de Daniel, sintiendo el dulce olor que su cabello desprendía. Cerró los ojos y...

-Mi turno -dijo Daniel, parándose.

Robby había decidido despertar.

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Espero disfruten mucho los extras. Gracias a todos los que han apoyado a esta adaptación votando y dejando sus comentarios.

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Quiero agradecer a louiskt de nuevo por permitirme adaptar los extras.

Babies for Daniel (LawRusso) [Adaptación]Where stories live. Discover now