III

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Mi gato estaba durmiendo en el comedor de la mesa. Sé que no era algo tan "wow", pero se miraba como una pintura que saldría bastante bonita para poner en el comedor, por ejemplo.

Me paré, puse el banco a un lado, y comencé mi obra. Iba bastante rápido, no sabía cuándo iba a despertar e irse.

Estaba bastante concentrado. Llevaba como 10 minutos pintando.

<< Espero que sea fácil de pintar por el hecho de que es todo negro >>

Se movió un poco, me quedé completamente quieto, evitando hacer ruido para que se volviera a dormir.

Abrió los ojos y se me quedó viendo.

<< no he terminado, ¿y si se mueve? >>

Se me quedó viendo, pero no se movía. Supuse que entendió lo que estaba haciendo y decidió ayudarme.

Lo cual me gustó aún más. Sus ojos eran bastante hipnóticos.

Luego de un gran rato terminé. Dejé de ver al gato y me concentré solo en mi obra.

- Me quedó precioso, quedaste precioso. ¿quieres ver...?

El gato ya no estaba ahí.

<< a lo mejor tenía ganas de ir al baño >>

Terminé los últimos toques y puse los pinceles en un vaso con agua. El agua ya estaba café. Revolviéndolos un poco para que suelten bien la pintura. Pero sin quitar mis ojos de mi nueva obra de arte.

la dejé ahí para que se secara, me fui a cenar y luego me dormí.

Me desperté temprano el siguiente día. Luego de desayunar le tomé foto a mi nueva obra y la subí.

"bonito cuadro de gato - $300.00"

Apagué mi celular y me fui a duchar. Tenía que ir a trabajar ese día.

Al salir de la ducha estaba pensando demasiado si alguien vio mi anuncio, así que con la toalla envuelta en mi cintura me dirigí a mi habitación y agarré mi teléfono.

- "hola, estoy interesada"

Esta vez era otra persona. Esto me hizo más feliz.

- "hola, claro. Solo necesito una dirección para enviártela"

Me dio su dirección. Le dije que se la enviaría al siguiente día.

Puse el teléfono por un lado y me terminé de arreglar. Aunque noté otra cosa extraña. Fui al espejo para asegurarme de que no estaba viendo mal. Mi ombligo parecía tener pintura. Intenté quitarla con agua, pero no salía.

Y la pintura en los dedos aún la tenía. Me puse la ropa, incluyendo los guantes, otra vez, y salí de mi casa.

<< ¿cómo habrá llegado la pintura hasta mi ombligo?, tenía playera puesta cuando pintaba. Y qué pintura tan difícil de quitar >>

Llegué a mi trabajo. Trabajaba en una cafetería pequeña cerca de mi casa. Pero con esto de las pinturas esperaba poder renunciar rápido.

- Sebastián, no puedes usar guantes aquí.

- Lo siento mucho, jefe. Pero estuve pintando anoche y la pintura no sale de mis dedos.

- Usa guantes de látex entonces.

El único problema, es que no teníamos guantes de látex ahí. Así que tuve que ir a comprar.

Salí, por alguna razón sentía más frío que cuando llegué.

Cerré el zipper de mi suéter y comencé a caminar hacia la farmacia.

- Hola

- Buenos días, ¿qué se le ofrece?

El entusiasmo de la persona atendiéndome me hizo sentir un poco molesto. Era un lunes, 8 de la mañana. Pero lo ignoré y le pedí los guantes.

Se fue hacia la parte de atrás.

- ¡lo siento! ¡es que es mi primer día, así que no sé bien dónde está todo!

- No te preocupes.

<< ¿venderán algo aquí para quitar la pintura? >>

- Aquí están.

Le pagué y me fui de regreso al trabajo. Cuando entré ya había varias personas en la cafetería.

Me apresuré a la parte de atrás y comencé a trabajar.

Fuego y ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora