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hasta que el chico limón se dio cuenta de esto, cuenta de que yedam lo había estado cuidando en secreto.

— ¿oye? — dijo el más joven, en un día que estaban solos en el salón.

— ¿hm? — yedam miró a su alrededor. — ¿conmigo?

— sí, ¿por qué estás haciendo esto?

— ¿el qué?

— protegiéndome.

— porque sé que no eres tan amargo como pareces, doyoung.

lemon boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora