~Capítulo 64~

116 7 0
                                    

Bastet fue a dormir y antes de volver a abrir los ojos ya sabía que su hermano venía a visitarla.

—El mundo de los muertos tiene buenas vistas —dijo Rhaegar como saludos—, y somos algo cotillas.

Bastet sonrió antes de abrir los ojos. Su hermano estaba como siempre, con sus ojos tristes algo más brillantes.

—Me lo creo —contestó Bastet—. ¿No tienes nada más que decir?

—Me alegro por ti, hermana.

Rhaegar era el primero en saberlo después de Drogo; a la mañana siguiente se lo contarían a su círculo más cercano y finalmente a Cersei cuando no tuviese más remedio. Quería a la leona lejos de su hijo porque su estado se volvía más inestable cada día.

—También he de advertirte, Bas, siento ser pájaro de mal agüero, pero el peligro se acerca cada día más.

Se esperaba algo así, pero que su hermano se lo dijese confirmaba sus temores. Su vida era difícil y no iba a cambiar de un día para otro.

—¿Conoces la profecía de Jon Nieve? —preguntó Bastet.

—Lo conozco.

—Debes de saber quién es cada corona.

—En efecto.

—Dime entonces mi futuro.

Rhaegar suspiró.

—No puedo, de verdad, me gustaría concederte ese deseo, pero es imposible. Solo puede hacerte un regalo: esta luna será tranquila, no tendrás que enfrentarte a muchos problemas.

—Rhaegar...

—No insistas, Bastet. —Rhaegar miró a su espalda, como si alguien lo hubiera llamado—. Parece que es hora de despertar.

{ ﹀﹀﹀﹀﹀﹀(🥀)﹀﹀﹀﹀﹀﹀﹀ }

—Tengo algo importante que anunciaros.

Bastet había reunido a sus más allegados para comunicarles la noticia. Allí estaban Sansa, Asha, Jack, Jon Nieve, Richard, el bardo de los dothraki, Ordon, Tyrion, Jamie, el tío Pedro con Wilson (alguien lo había invitado por alguna razón), además de Drogo y ella misma.

—¿Tenemos alguna misión? —preguntó Asha.

—¿Tenemos ron? —preguntó Jack—. Porque hace un día que no veo ni una mísera gota.

Bastet miró a Asha, quien le contestó solo guiñando un ojo.

—Estoy embarazada —anunció Bastet.

—¿¡Y dónde está el ron para celebrarlo!? —gritó Jack.

Todos los demás tardaron un rato en asimilar la noticia, pero, a diferencia de Jack, se alegraron y preocuparon a partes iguales.

—Esto no puede saberlo nadie más fuera del campamento, ¿entendido? Nadie más, ni siquiera Cersei —añadió Bastet mirando hacia Jamie.

Sansa la abrazó; ella sabía de la tristeza de Bastet por no tener hijos y esperaba poder ayudarla en todo lo posible.

—Siento ser yo el que arruine este precioso momento —interrumpió Tyrion—, pero al final será imposible ocultar tu embarazo, por lo que tu conducta debe ser fruto de un plan. Y si es lo que yo creo, deberías contárnoslo cuanto antes mejor.

—Eres de los hombres más listos de Poniente —dijo Bastet, complacida porque su amigo había sabido leer sus intenciones.

—No sé qué he hecho para recibir tal insulto. Soy el hombre, y eso que solo soy medio más listo de Poniente. —Tyrion miró por un momento al tío Pedro, que en ese instante estaba acunando a Wilson—. No tengo mucha competencia.

La segunda danza de dragones.«Khal Drogo»Where stories live. Discover now