Realidad

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El humo impregnado en el aire lucía asfixiante, pero no para él. Trataba de hallar calma a través del cigarrillo, aún sentía sus latidos acelerados luego de despertar de aquel sueño y últimamente el humo era su única medida de consuelo.

Sacudió suavemente su cigarrillo con la punta de su dedo índice, permitiendo que las cenizas cedieran y cayeran sobre el cenicero que ocupaba lugar en la mesa de centro frente a él. Sentado en su sofá rodeado de la oscuridad de su habitación, sus ventanas cubiertas por grandes capas de tela que habían sido puestas con el propósito de aislar cualquier brillo de luz; se sentía más cómodo en las sombras de su habitación, Bin aún no estaba preparado para apreciar la luz del sol nuevamente.

Meses atrás, él nunca habría fumado dentro de su departamento. Se había prometido a sí mismo dejar el cigarrillo desde hace mucho tiempo, aunque hubo veces que flaqueó, ahora, realmente no le importaba cuanto pudiera perjudicarlo aquel vicio.

Honestamente, Bin parecía ignorar la gravedad de su condición actual. Sus labios agrietados, secos, sus ojos rojos por tantas noches donde no podía encontrar control sobre su terrible necesidad de romper en llanto y aquellas manchas oscuras debajo de sus ojos que delataban sus pésimas sesiones de sueño; cualquiera que lo haya visto antes sería incapaz de reconocerlo ahora, haciéndoles preguntarse la razón que había provocado que ese joven que tiempo atrás lucía tan lleno de vida se encontrara así actualmente.

Bin permitió al humo escapar de su boca en una pesada exhalación y cerró los ojos en el momento en que sintió algunos golpes adustos en la puerta principal, al mismo tiempo, fragmentos del sueño que acababa de abandonar recientemente volvían a él haciéndole reprimir su rostro en una expresión amarga.

Odiaba hallarse en esa situación otra ocasión más, se preguntaba la razón del porqué su mente no podía consolarlo por más tiempo. Rogaba por quedarse únicamente con las memorias felices que había compartido en compañía de MinHyuk, recordando las veces que sonrieron juntos, las veces que unieron sus labios en un dulce beso y todas las veces que sintió que jamás se alejaría de su lado.

Sin embargo, allí estaba una vez más, acobardado, temiendo de aquellos recuerdos agrios que poco a poco lo conducían a eventos que, de ser posible, querría olvidar.

No sabía cómo lo hacía, pero había logrado escapar de aquel sueño antes de que fuera capaz de que pudiera tornarse en una pesadilla. La desesperación con la que se despertaba de ese sueño cada vez le era insoportable en su pecho, se le escapaba el aire y sentía que moría.

Aquella llamada que fue incapaz de tomar lo perseguía como un espectro lleno de penas. Temía de él, pero cada día que pasaba se sentía más débil, sintiendo como aquella memoria lo alcanzaba y se aprovechaba de sus pocas fuerzas de continuar huyendo.

En algún momento, esa memoria se apoderaría de su mente, ya no sería capaz de evitarla y él lo sabía.

Gruñó frustrado, inclinando su cuerpo hacia delante y apagando el cigarrillo con brusquedad contra el cenicero; los golpes en la puerta se negaban a cesar, la frecuencia y la fuerza de los golpes habían aumentado conforme avanzaron los minutos y Bin no podía tolerarlo más. Su subconsciente intentó hacerle pensar en la posibilidad de que se tratara de MinHyuk, pero fue demasiado consciente de que era un pensamiento demasiado ficticio.

Cubrió sus oídos con ambas manos, apretaba fuertemente haciéndose daño, pero parecía más preocupado por aislar el ruido molesto que lo atormentaba. No pudo soportarlo por mucho tiempo, por lo que apresuradamente se dirigió a su habitación y se encerró en ella, encogiéndose, abrazando sus piernas en la seguridad que le otorgaba el rincón de su sombría habitación.

Sus ojos se apretaron, el pavor consumiéndolo. Sus pies se frotaban con nerviosismo y los dedos de sus manos oprimían sus cabellos. Los golpes continuaban, y sin ser suficientes, habían sido acompañados por una voz que lo llamaba, sonaba severa, preocupada. Bin no quería escuchar. Quería permanecer estancado, oculto, creyendo y huyendo. La desesperación invadía su cuerpo y él solo esperaba hallarse en calma de nuevo.

Lost In Memory | BinHyukWhere stories live. Discover now