Capítulo 10

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Pensé que me caería peor el verme en diferentes memes nuevos, pero comprendí que era una persona de muecas

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Pensé que me caería peor el verme en diferentes memes nuevos, pero comprendí que era una persona de muecas. Había gente que nos grabó bailando para luego crear una serie de videos en los que colocaban diferentes canciones. No pude evitar reír, parecía que los movimientos que hacíamos Pedro y yo quedaban bien con cualquier ritmo. Duré un par de minutos convenciéndome de que no todo era malo, al final logré verle la gracia a un chiste sobre mí.

—Ahora ya no es solo un meme, contamos casi seis diferentes —comentó Liv mirando al suelo y jugueteando con los anillos de sus dedos—, no sé cómo decirte esto, pero saliste en varios sitios de noticias y fuiste trending topic.

—Mierda —susurré y le devolví el celular a Val—, por lo menos me dio risa.

Era una media verdad, porque la otra mitad me la guardé. No quería admitir en voz alta que el miedo seguía ahí, porque al final la idea era de ellas. Tenía la sensación de que eran conscientes de lo mucho que me afectaba el haberme hecho viral y quería sacárselos en cara. No lo iba a hacer, tragarme mis ganas me calmaban. Al final, también la decisión de qué hacer era mía. El dolor pulsátil me trajo de vuelta a la realidad, porque me estaba yendo por caminos que terminarían mal.

Me levanté y salí corriendo al baño, levanté la tapa del inodoro y vomité. Mierda. Decidí echarle la culpa al sushi que había desayunado, jamás me había sentido tan desastrosa. Me urgía tomar cartas en el asunto y no dejar que mis sentimientos junto con la situación me controlaran. De nada servía arrepentirme de lo que había ocurrido porque, sí que me quedaba en ese pensamiento, caería en un bucle.

Me cepillé los dientes y luego, sin atreverme a mirar el espejo, me lavé la cara. Salí del baño sintiéndome un poco más fresca y con el malestar de la resaca persiguiéndome. Val me entregó un vaso de agua, el cual tomé despacio.

Se podría decir que todos logramos nuestro cometido; la gente nos veía como algo real y eso era lo que debía asegurarles a mis amigas, que mi vecino y yo habíamos salido victoriosos en esto. Logramos ver con nuestros propios ojos que como pareja le importábamos a la gente. Apreté el vaso de agua para no ver esa conclusión como un problema, pero era la raíz de mi miedo. Se había hecho un hueco en mi mente junto con el alquiler y el desempleo.

—Esto era lo que queríamos —dije y abrí los ojos. Ambas seguían de pie, Liv mantenía la misma expresión y Val apretaba los labios—, todo esto era parte del plan.

Dejé el vaso en la cocina para luego acercarme a mis amigas y abrazarlas. Quería que entendieran que estaba bien, aunque los nervios no se iban. La idea que habían tenido estaba siendo un éxito, pero por mi propio bien, era mejor dejar el tema de lado, aunque sea un segundo. Me aparté de ellas y les sonreí, lista para cambiar el tema.

—¿No quieren saber qué más hice anoche? —tenté, Val era débil por su vena de casamentera y, para mi sorpresa, ninguna reaccionó—, ¿tampoco el por qué perdí mis llaves?

Las mentiras de Mara [Disponible en físico]Where stories live. Discover now