[07]-Perdón Divino

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Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de violencia situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar. Incluye Smut [RS] Lemon Soft, [Gore].

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Capítulo 07: Perdón Divino

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-          Suéltala – Hablo con una voz severa el demonio rubio al ver la terrible escena de esos dos juntos y en el inframundo, aun no podía creer lo que dijo su hermano

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- Suéltala – Hablo con una voz severa el demonio rubio al ver la terrible escena de esos dos juntos y en el inframundo, aun no podía creer lo que dijo su hermano. - ¡Suéltala! – Golpeando las bancas vacías de la iglesia.

- No – Dijo Phill aferrándose al cuerpo de la chica, como si fuera en ese momento lo más preciado. – Ella me pertenece, ella vino hasta aquí y se quedara conmigo.

- Ella no te pertenece. – Viendo como el cuerpo de la menor iba perdiendo su vitalidad. – Devuélvemela... ¡uhg! – Cayendo de rodillas mientras hacía presión en sus heridas. La sangre emanaba de sus costados y varios cortes se abrían paso en sus muñecas. – ¡Carajo!

- Estas fuera de tú dominio – Menciono. – Si sigues fuera estarás en graves aprietos, y claro que no te recibiré en este lugar, ya está lleno de almas innecesarias como la tuya.

- ¡Me importa un cuerno que este quemándome! – Viendo con furia a su hermano que había lastimado a su querida castaña. – ¡Devuélveme a mi sacrificio!, ¡Devuélveme a Mabel! ¡Ella es mía!

- Ella no es como Ángela Orozco – Menciono el pelirrojo viendo el rostro sin vida de la castaña, que parecía un gesto tan apacible sobre la chica como si estuviera dormida. – Ella... en ningún momento dijo que nos odiaba. – Acariciando sus mejillas sintiendo la suavidad fría de su piel. – Ella dijo que no estaría solo.

- ¡Vaya! Hasta que momento te diste cuenta que no era como ella, ¿Cuándo te la cogiste y probaste la sagrada gloria? Eres un idiota. – Golpeando las bancas de la iglesia a su paso. – ¡Ella no nos odia! ¡Solo estaba alejándose de nosotros! ¡Y tú la condenaste a su maldito destino!, ¡Devuélveme a Mabel! ¡Devuélvemela!

- Se supone que no muere, si tiene el sello. – Tocando la marca grabada en su omoplato, abrió su blusa buscando aquel sello más no lo encontró en su lugar. - ¡Bill! – Llamo al rubio con los ojos abiertos similares a los platos. – No lo tiene, no está. No está el sello.

- ¡¿Qué?! – Dijo el otro demonio acercándose al cuerpo de la menor abriendo más su blusa y buscando en la piel de su espalda y pecho. – ¡Mierda! – Golpeando con un puño el suelo. – Perdón divino... - Musito el demonio jadeando de la frustración y el miedo. – No...no, no, no, no... ¡No pueden llevársela! No, no, no. – Dijo tembloroso de su cuerpo. – Mabel... ¡No!

A su Merced, mi DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora