Despertares incomodos

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Nuevamente, en su mente se instala el mismo problema como lo ha sido ya desde meses atrás: uno no elige sus gustos ni condiciones. Desde la noche anterior no había podido sacar de sus pensamientos la sonrisa tranquila y feliz que le ofrecía su tío mientras bailaban alegremente, el comentario interno que le había hecho en aquel momento había hecho eco entre lo más profundo de su corazón, no importaba cuanto se golpeara mentalmente al recordarle que era su familiar, su propia sangre, pero entre más recordaba sus ojos, su barbilla, su rostro feliz, incluso sus labios... no podía evitar sentir una atracción prohibida hacia el hombre de 50 años.

¡Se sentía atraída por su tío de cincuenta años!

Un suspiro pesado salió de su ser sin saber si quiera que estaba reteniendo el aire, llamando la atención no solo de ella misma sino de los presentes en el lugar.

—Uy, parece que alguien está enamorada—La molestó Camilo haciendo que un sonrojo fuerte se posicionara en sus mejillas, haciendo la sonrisa gatuna de su primo más grande.

—¿Te gusta alguien Mirabel? —Preguntó Isabela mientras ponía pequeñas rosas de colores alrededor de donde se encontraba Mirabel, molestándola al igual que Camilo.

—Es obvio quien le gusta—Mirabel miró a Camilo con miedo de ser tan obvia, pero se sintió aliviada cuando tomó la forma de Alejandro, el chico que conoció el día anterior.

—No me gusta Alejandro—Negó con seriedad, pero ambos rieron en forma de decir "si, como no". Luisa por su lado la tomó en brazos aplastando sus huesos en un abrazo fuerte.

—Mi hermanita está empezando a conocer el amor, crecen tan rápido—Lloriqueó.

—T-tú también Luisa—Respondió sin casi respirar, Luisa sintió vergüenza soltándola en el acto, gracias a Dios.

Por suerte la atención del tema se desvió a molestar a Luisa pues incluso esa mañana, Julio, el chico flacucho de la noche anterior había ido a llevarle a Luisa algunos regalos pidiéndole salir a caminar, la mujer era tímida, pero se notaba que realmente le gustaba la atención que estaba recibiendo del joven así que aceptó, Isabela la ayudó a ponerse presentable para la pequeña caminata, había adornado su cabello con flores que sentía se ajustaban a la personalidad de su hermana menor.

—Hablando de amores, ¿Mariano y Dolores ya tienen fecha para la boda? —Preguntó Isabela a Camilo, Mirabel abrió la boca por la sorpresa.

—¿Se van a casar? —Preguntó levantándose de golpe, los otros dos la miraron como un bicho raro.

—Claro, anoche Mariano le pidió matrimonio frente a todo el pueblo, ¿no estabas ahí? —Pregunto Isabela mientras se acercaba a su hermana para mirar su temperatura—Deberías hablar con mamá ya que esa pérdida de memoria no es normal.

—Eso es el amor—Se burló Camino haciendo un gesto de beso en el aire. Mirabel rodó los ojos. —Lo único que sé es que hoy luego de la misa van a preguntar sobre los preparativos. —Respondió la pregunta anterior con aburrimiento.

Mirabel se ensimismó, pensando en cómo se había perdido la propuesta de su prima por estar pensando en sus propios sentimientos.

—Mirabel, ¿podrías ir a buscar a Bruno para ir a misa? ya es casi la hora—Preguntó su tía Pepa desde la puerta mientras se peinaba. —Ahí Mirabel se dio cuenta que ni siquiera se había preguntado donde estaría el dueño de sus suspiros.

—¿Dónde está? —Preguntó dispuesta a buscarlo con disimulada ansia. Dolores apareció en escena.

—Está en los cafetales del oeste del pueblo, parece estar hablando con las ratas—Respondió dando su conocido chillido, desapareciendo tal y como vino.

¿Dónde está el árbol? | MiraBrunoWhere stories live. Discover now