Casa de Renos

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Esperamos pacientemente mientras llegaba el chofer. No fue mucho, por mientras simplemente nos sentamos en el borde de el pequeño lugar, ocasionalmente tirando chatarra devuelta a el basurero cuando se caían.

No hablamos, pero sabía que Charlie estaba mejor. Lo sentía cuando de repente agarraba mi mano, o lo atrapaba sonriéndole a el pavimento. Eso era suficiente para que yo estuviera satisfecha. Al cabo de algunos minutos llego. Me levante, asegurándome de que Charlie me estuviera siguiendo subí a el carro. Estaba más cálido que el gélido restaurante y el radio estaba prendido poniendo música que mi madre llamaría "vulgar". Cuando este me recogía de clases siempre ponía canciones cómo estás, a mi me gustaban.

-¿Debería si quiera preguntar en qué lío te metiste esta vez? Deberías ser tu la que me pagara el salario de tanto que te voy llevando a espaldas de tu queridísima madre- dijo con un tono de chiste. Ya de haber trabajado con mi familia por años era como mi padre.

-Para tu información, esta vez no fui yo la causante de el lío- respondí mirando a Charlie con una sonrisa. Estaba aún más calmada ahora que estaba con personas en las que confiaba. Este se veía apenado de ser quien nos metería en problemas rápidamente añadiendo,

-Siento si fue mucha molesta que tuviera que venir por nosotros, le puedo dar las direcciones  de atajo hacia mi casa.- ofreció este amablemente, mientras se explicaba y el chofer dejaba ir una carcajada debido a sus modales. Yo por mientras abría un compartimiento debajo del asiento. Aquí tenía varias cosas para distintas ocasiones como por ejemplo, varias navajas, una identificación falsa, dinero de emergencia, un teléfono, distintas medicinas, perfume y lo que buscaba ahora. Hielo.

Al encontrarla rápidamente pegue la bolsa que contenía el hielo a su mejilla y el me miro
con gratitud. En sus ojos notaba que eso le había reducido el dolor.

-Yo que nunca te había llevado a la casa de un chico ___, ¿ya estás en esas edades? Que rápido crecen los niños- la última oración la dijo en un tono dramático fingiendo tristeza y sonriendo después.

Mis mejillas inmediatamente se enrojecieron. Mire a Charlie el cual parecía haber tenido la misma reacción -¡Concentrate en la calle! Dios nos vas a matar...- se notaba la pena en mi voz. Esto solo provocó otra carcajada de el chofer. Casi siempre pasaba riéndose.

Al fin y al cabo llegamos a la casa de Charlie, por suerte este había dado la dirección correcta. Nos bajamos de el carro, yo me despedí primero de el chofer dándole las gracias por otra salvada. Este me asintió y repitió lo de siempre, que lo llamara si necesitaba algo y pronto estábamos solo yo y Charlie en frente de su puerta.

-Esto...¿Vas a estar bien quedándote aquí? No me imagino lo que te hará Clara si te encuentra aquí conmigo...-

Mientras decía esto abrió la puerta de la cual procedió un crujido agudo. Prendió las luces mostrando una casa muy rústica pero acogedora. Habían muchas decoraciones de renos, algunos colgados en la pared y otros en pinturas.

-Estaré bien, la he liado peor que esto. ¿Que va con los renos? ¿Te gustan?- pregunte paseándome por el lugar. Termine sentándome en el sofá el cual estaba en decente condición a pesar de algunos huecos y mugre.

-Algo así...¿Necesitas ropa? Digo sería incómodo dormir en ese vestido...es muy...esto...apretado...-
La última palabra la dijo calladamente de inmediato empezando un pánico leve
-¡no que eso estuviera mal! Solo digo que bueno sería incómodo para dormir y creo que es mejor que l-

-Charlie, Charlie, está bien. Tranquilo que aprecio que ofrezcas prestarme algo y si preferiría dormir con diferente ropa. ¿Que tienes?- Me entretenían sus reacciones.

-Bueno tengo una camisa que me queda grande. Apuesto que eso te serviría para descansar cómodamente-
El rubor en las mejillas del rubio se calmó y empezó a caminar hacia una puerta. Me levante de el sofá y lo seguí.

Brillante como el vidrio (Charlie x Reader) Where stories live. Discover now