Shopping Time With Harry Styles

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Si hay algo que he aprendido al salir con un rockstar, es que la palabra "salir" no se puede tomar de forma literal, ya que en realidad no podemos “salir” públicamente juntos.

Inicialmente era algo extraño, pero rápidamente me hice a la idea de que todas las cosas que hacía afuera, las podríamos disfrutar desde la comodidad e intimidad de nuestra casa. 

Porque Harry tenía literalmente de todo en su casa.

 Un cine, una sala de juegos completamente equipada (tenía su propia mesa de billar), una enorme cocina con todos los implementos para preparar lo que desearamos, un cuarto con una bola disco (aporte mío, claramente) e incluso un gimnasio (probablemente el único lugar de la casa en el que yo, Gianna Sunshine Aborn Gassol, jamás había puesto el pie y tampoco pensaba hacerlo).

Pero no había tiendas de ropa. Y Dios sabía lo mucho que me gustaba ir de compras. Y también lo mucho que odiaba hacerlo sola, pero con todas mis amigas completamente ocupadas, y consciente de que Harry no podría acompañarme, no me quedó más opción que hacer planes en solitario.

 —En serio desearía que pudieras ir conmigo.— me quejé mientras me maquillaba frente al espejo del peinador del cuarto que compartía con mi novio, quien me observaba distraídamente desde nuestra cama.

—Tal vez podría hacerlo, o al menos esperarte en el carro. —ofreció dubitativamente.

No era precisamente lo que había esperado, pero era mucho mejor que nada, así que asentí con una sonrisa mientras él besaba mi mejilla antes de salir de la habitación para llamar a un chófer.

¿Por qué necesitábamos un chófer cuando en el garaje estaba la colección de autos de Harry? No tenía idea, pero estaba tan distraída asegurándome de llevar todo lo necesario en mi bolso que decidí no preocuparme por ello, así que me limité a abrazar a H por la cintura mientras él rodeaba mis hombros con uno de sus brazos, acercándome a su costado, en lo que caminábamos en dirección al auto que nos estaba esperando.

Tras cerrar la puerta firmemente al acomodarnos en nuestros asientos, me sorprendí al ver que el chófer encendió inmediatamente el motor del vehículo sin que necesitaramos decirle la dirección a la que nos dirigíamos, Harry debió notar la duda en mi rostro porque soltó despreocupadamente:

—Cuando lo llamé le avisé a dónde vamos a ir.

Asentí comprensivamente (aunque no sabía con claridad a qué tienda nos dirigíamos) y me dediqué a seguir el tema de conversación de Harry, en medio de risas y pequeños besos. Charla que se interrumpió en el momento en que el auto se detuvo, el motor se apagó y el chófer dio dos golpes leves en el panel que separaba los asientos delanteros de los traseros ofreciéndonos algo de privacidad, para avisar que ya podíamos abandonar el auto.

Y entonces, al hacerlo, me di cuenta de tres cosas.

1. Estábamos ante una enorme y lujosa tienda Gucci.

2. La tienda estaba aparentemente cerrada.

3. Harry no se quedaría esperándome en el auto, sino que tras ponerse sus gafas de sol también abandonó el vehículo.

—¿Qué estamos haciendo acá?

—Ir de compras. —replicó él con obviedad.

—Está cerrado.—contesté en el mismo tono.

Entonces una sonrisa orgullosa apareció en su rostro.

—No para nosotros.

Tomó mi mano entre la suya y entrelazó nuestros dedos, guiándome en dirección a la puerta del local. Casi por inercia me dediqué a mirar a todos los lados de la calle, temerosa de que alguien nos viera y reconociera a Harry, pero las pocas personas que circulaban por el área estaban demasiado ensimismadas como para notar nuestra presencia.

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2022 ⏰

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