End game [loki y tú - 3eratemporada]

[30. Jamás volveré]

05:23 hrs.

Una corriente de aire que pasó por su rostro la hizo despertar de un leve sobresalto, dándose cuenta de que dormía en el suelo junto a Loki, Thor y Jane, a su alrededor estaban Sif, los tres guerreros y los demás asgardianos que celebraron con ellos.

No recordaba cómo habían acabado todos de ese modo, pero fue divertido.

Se levantó del suelo, quejándose por el dolor que le llegó a la espalda, sin embargo se tronó la misma y así tuvo alivio. Caminó por el lugar descalza, observando todo el desorden que había, jarras tiradas por el suelo, al igual que uvas y varias frutas, iba tan concentrada observando aquellas cosas, que chocó con alguien.

—Disculpe.

Pero cuando éste giró, en seguida torció la boca en señal de fastidio.

—¿No deberías estar durmiendo, señorita ___?

Ella arqueó las cejas, mordiéndose internamente la mejilla.

—Me temo que el suelo no es un lugar muy cómodo para dormir, majestad. —respondió con ironía— ¿Qué hay de usted? ¿No pasan ya las horas de su siesta?

—No he podido conciliar el sueño, he sentido algo...

Ella soltó una risa.

—Perdone Odín, ¿pero usted siente?

—Qué graciosa, jovencita. Pero sí, mi esposa está molesta conmigo, mis hijos también, y todo por ustedes los humanos.

—Ah, ¿o sea no es su culpa por ser un idiota arrogante sino mía por ser una humana?

El mayor no contestó, pero la Rogers no necesitó una respuesta, todo había quedado claro.

Soltó un suspiro.

—Usted nunca me aceptará, ¿no es así?

—Es excelente que lo tengas presente, no me importa cuántas veces deba hacerlo, no permitiré que estés cerca de mi hijo.

—¿Sabe qué? Puede hacer lo que quiera, no necesito su estúpida aprobación, no me interesa. —lo miró fijamente— Lo que me importa es que su hijo tenga lo que usted nunca le podrá brindar, ¿y sabe qué es?

—Oh, muero por saberlo.

—Amor y felicidad, no entiendo cómo Frigga puede seguir con usted y cómo sus hijos siguen tratando de impresionarlo, usted es una basura.

Esas últimas palabras lo dejaron en silencio, con un destello de asombro asomándose en sus facciones, la ojiazul se giró sobre su cuerpo, volviendo al lugar donde estaba durmiendo, con cautela se inclinó hasta Jane y la movió un poco para despertarla.

Unos momentos después, lo hizo.

—¿___? ¿Qué ocurre?

—Me voy, Jane.