CAPÍTULO DIEZ: ENEMIGOS EN COMÚN

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Mientras Mirai Sasuke hablaba con Kakashi Hinata esperaba algo nerviosa, su mente no dejaba de llenarse de preguntas y aunque le había dicho que lo esperaría necesitaba un poco de paz y tranquilidad, tenía demasiadas cosas en la cabeza con respecto a él y necesitaba aclararse un poco.

—Disculpe, cuando salga la persona que acaba de entrar le puede decir que he ido a dar una vuelta—pidió Hinata a la secretaria de Kakashi.

—No se preocupe Hinata-san, yo le aviso—dijo la chica y ella asintió agradecida.

En verdad ni ella misma se lograba comprender, no entendía porque extraños pensamientos inundaban su cabeza cuando se encontraba cerca de él. De alguna manera estar cerca de Sasuke la hacía sentir realmente segura y protegida como si la conociera muy bien y mientras él estuviese a su lado no tuviera la necesidad de preocuparse por nada. Además, cada vez que la miraba la hacía sentir muy rara, más ansiosa de lo normal. Por no hablar de aquella brillante sonrisa que la alborotaba por completo y aquellas dulces muestras de cariño que la estremecían.

Era tan distinto, muy diferente a cualquier trato que algún chico le hubiera dado.

Ni Neji, Kiba o Shino, la habían tratado así. Sí, era cierto que su primo luego de su batalla con Naruto había cambiado mucho y era más dulce con ella, pero siempre la trataba con respeto, casi poniendo un muro entre ambos, uno que ni el se daba cuenta, siempre llamándola Hinata-sama, marcando esa diferencia entre la rama principal y la secundaria. Y con respecto a Kiba y Shino su trato era de tipo más fraternal, distinto a lo que sentía cuando estaba con Mirai Sasuke.

El recordar a su primo removió de nuevo su añoranza por él, por lo que sin darse cuenta se comenzó a dirigir al cementerio, alejándose de la gente e internándose en el bosque. Siguió caminado un poco más, ya solo quedaba medio camino para llegar al cementerio, pero de pronto notó una presencia entre los árboles que parecía observarla.

Con cautela y disimulo siguió su camino, no quería alertar al desconocido, no sabía si se trataban de amigos o enemigos ya que a veces algunos ninjas de Konoha entrenaban por allí, pero al ver como intentaba esconder su chakra se decantó por lo segundo.

Así que, como si en verdad no se hubiese percatado de que alguien la observaba siguió avanzando, intentando averiguar cuál sería su segundo movimiento. Al ver como la seguía rápidamente giró sobre sí y se puso en posición de combate dispuesta a atacarlo. Pero parecía que el desconocido no estaba demasiado emocionado por mostrarse, así que habló alto y claro.

—¡Sé que estás allí! —dijo ella haciendo que la persona que se intentaba ocultar apareciera.

Frente a ella se mostró una chica que aproximadamente tendría su edad, tal vez un poco más. Tenía el cabello blanco y uno ojos tan rojos que parecían sangre. La miraban con algo de burla, logrando ponerla nerviosa, ya que no se veía nada intimidada a pesar de que la hubiera descubierto.

Hinata inspeccionó a la chica, intentando ver alguna banda ninja para intentar identificar su aldea, pero no llevaba ninguna ni nada que la identificara como ninja, pero por sus habilidades se notaba que era una shinobi. ¿Se trataría de una kunoichi renegada?

—¿Quién eres? ¿Por qué me estás siguiendo? —dijo ella con firmeza sin ningún atisbo de duda haciendo que la albina sonriera llena de diversión.

—Vaya, la princesa Byakugan es más directa de lo que pensé. Sabes, creí que tenías un carácter más sueve. Mis disculpas, parece que te juzgué mal—dijo entretenida extrañando a la ojiluna, ya que la chica hablaba como si la conociera.

—¿Quién eres y porque estás aquí? —preguntó la Hyuga logrando que la chica le diera una mirada juguetona y riera.

—Que maleducada—dijo divertida. —Me llamo Eri—se presentó. —Vengo por ti Hinata Hyuga, ¿me podrías acompañar? —preguntó dulcemente.

Del futuro al pasadoWhere stories live. Discover now