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Se iba a jugar el partido de Boca vs San Lorenzo, la final del torneo de verano. Vicente Taborda, de la Reserva, iba al banco junto a algunos de sus amigos. Otro amigo suyo, Juan Ramírez (ex San Lorenzo), era titular.

—¿Y, Juanchi? —dijo riendo Taborda.

—Vicen —se rió Juan.

—Te vas a enfrentar contra tu ex equipo, ojo —bromeó Vicente.

Vicente siempre era así, siempre jodía, y había algo en esa personalidad jodona que atraía a Juan, aunque no sabía por qué. Había sentido curiosidad por ese pibe desde el primer entrenamiento que compartieron ambos, y se le fue acercando. Ahora, eran amigos.

Ramírez salió de sus pensamientos cuando sintió que Taborda lo abrazaba por atrás. Era medio jodón, pero eso le gustaba a Juan.

—¿Me estabas escuchando? —preguntó el menor con un puchero.

—No, perdón —rió Ramírez.

Vicen bufó y lo soltó. Se alejó de él bajo la mirada confundida de Juan.

—¿Qué pasa, Vicen? —le preguntó Pola.

—Nada, Capi —dijo Vicen.

—Juan, ¿no? —se metió Zeballos.

—Sí —tuvo que aceptar el entrerriano.

—Decinos la verdad, Vicente: ¿Juan te gusta o no? —le preguntó Pedro.

Vicente se quedó callado unos segundos, atrapado.

«Cagué» pensó.

—Ehhh.... —por suerte para él no tuvo que responder, porque Battaglia los llamó para entrar a la cancha.

—¿Qué pasó? —escuchó Vicen que le preguntaba Alan a Exe.

—Pedro le preguntó a Vicente si le gusta Juan, y él no dijo nada, pero se puso recontra nervioso —le susurró en respuesta Chango.

—¡No me puse nervioso! —dijo Vicente, empujando al Chango al pasar.

Los convocados salieron a la cancha, y Taborda no pudo evitar acercarse a Juan para desearle suerte. Cuando Juan se fijó en que ningún periodista los estuviera grabando, lo besó en el cachete y entró a la cancha, dejando atrás a un embobado Vicente Taborda, quien, con una sonrisa pelotuda, se sentó en el banco cerca de Velurtas y Aranda.

—Ey, enamorado —se burló Pola.

—Callate, Gabriel, que vos estás bastante igual con Ramiro —se defendió Vicente.

—No negaste lo de enamorado —comentó el 47, sonriendo burlón.

Vicente apartó la mirada para que sus amigos no notaran su sonrojo y se concentró en el partido.

—Che, los de San Silencio pusieron su bandera al revés —comentó Pedro.

Los tres amigos se miraron y se tentaron.

—Se cargan solos ellos —dijo Vicen.

Decime que tu hinchada es boluda sin decirme que es boluda.

Un rato después, en el que los pibes alternaban su atención en el partido, en la gente que alentaba como loca un martes en un amistoso, y en charlar entre ellos, llegó el gol de Luis Ismael Vázquez.

Boca 1, San Silencio 0.

Terminó el primer tiempo, y todos entraron al vestuario.

—Vicen —lo llamó Juan—, ¿qué tanto te reías hoy con Pedro y Pola?

¿Te Gusta? (Ramírez x Taborda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora