Sayonara

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Porco Galliard,

El chico rubio molesto que no dejaba de quejarse de Reiner Braun por ser un chico débil que deseaba heredar a un titan.

Siempre fuiste igual, aunque tu familia tenía ventaja, dos hijos estupendos llevando la cinta amarilla y que tras pocos meses uno de ellos se quedó con la cinta roja heredando el titan mandíbula.

Recuerdo como te enfadaste y te fuiste de la ceremonia ese día, no felicitaste a ninguno de los elegidos y lo puedo entender, mientras todos avanzaban tú y yo retrocediamos, de caminar a la par empezamos a observar sus espaldas.

Fue una época difícil, pero, a pesar de ello nuestras cintas permanecían con el mismo color, siendo unos soldados entrenados para convertirnos en poseedores de algún titan.

Seguimos entrenando y siendo mejores que las siguientes generaciones, pero cuando la pequeña Braun apareció, tu seguías adelante, pero yo retrocedía, esos niños eran el futuro de Marley, y sabía que con ellos ahí yo no sería la primera opción nunca más.

Por suerte, mi rango nunca bajó y seguimos entrenando juntos...

¿Te acuerdas de nuestra pelea para enseñar combate cuerpo a cuerpo a esos niños? Quiero dejarte claro que te dejé ganar, aunque nunca lo vayas a saber, era más bonito tenerte con una sonrisa en la cara que enfadado conmigo y contigo mismo.

Ese mismo día me invitaste a cenar, todo por ser un caballero y hacerme sentir "mejor", gracias por ello, la cena nunca hizo falta, con tu compañía yo ya era feliz.

Reímos como nunca ese día y por primera vez en años, te despediste de mí desordenando todo mi cabello, es una tontería, pero desde que nos conocimos, extrañaba que hicieras eso, era un acto tierno del cual disfrutaba en secreto.

Todo fue bien durante esa época, eramos felices y sentía que realmente me empezabas a gustar, podía admitir que a cada día me enamoraba más de ti.

Pero... Como cambió todo desde la llegada de Reiner y esa chica llamada Ymir.

Marley perdió dos titanes poderosos, pero recuperaste el mandíbula para seguir con el legado de tu hermano, Reiner me contó que no te lo pensaste dos veces antes de aceptarlo.

Me enfadé como nunca contigo, no por envidia, si no por darme cuenta de ello cuando vi el color rojo en tu cinta y no antes.

Me enfadé y te grité de todas las maneras posibles, pero estaba dolida, porque eso haría que te fueras de mi lado antes de lo previsto, trece años pasaban volando, entre guerras y entrenamientos, los días no tardaban en desaparecer.

Lo siento por mi comportamiento de aquel entonces, porque aunque el tiempo pasará, no me atrevía a disculparme y a volver a hablarte como antes...

¿Recuerdas esa promesa que hicimos tras quedarnos atrás de todos?

Avanzar y vivir juntos, sellamos la promesa uniendo nuestros meñiques, pero, estúpida yo que fui la primera en romperla por la tontería de un bracelete rojo.

nunca lo supiste, pero Pieck me regañaba por no ir a aclarar las cosas y expresarme, incluso se burlaba diciendo que Falco era más obvio con Gabi, solo que al ser pequeños y la niña una obsesionada con heredar el titan de su primo, no se daba cuenta.

Pero incluso en mitad de la guerra, Falco fue más valiente que yo... Yo solo esperaba vuestro regreso y una gran victoria, pero, cuando empezamos a visualizar todos esos colosales no tardamos en saber que algo extraño había pasado en Paradis.

Estaba asustada, pensaba que las cosas habían ido mal hasta que visualice varios rayos aparecer entre ese esqueleto gigante, no perdía la esperanza de que uno de ellos fueras tú, pero...

Cuando todo finalizó y te visualice durante varios segundos junto a tu hermano delante de mí, entendí todo.

Supongo que debería darle las gracias a ese chico también, por dejarme verte con una sonrisa por última vez, porque... Tener una tumba vacía con una lápida en tu nombre era lo único que tenía en base a tu recuerdo.

Oye, Pokko, espero que en tus últimos recuerdos pensaras cosas buenas de mí, no quisiera que murieras pensando en que te odiaba, o peor aún, que no te quería. Aunque, por una parte no me arrepiento, siento que, si hubieras llegado a saber algo de lo que sentía no habrías actuado como siempre haces, porque si lo nuestro hubiera sido algo mutuo no querrías volver a separarte de algún ser querido otra vez.

Siempre fuiste un cabezón y yo, aprendí a leerte con solo mirarte, pero no quiero sacar conclusiones de algo que nunca llegaste a decir con tus propias palabras.

Porco, ahora solo eres un recuerdo más en mi mente, pero, prometo no olvidarte e ir a visitarte, no seguiremos juntos, tampoco envejeceremos molestando al otro como solíamos hacer, pero siempre estaré agradecida de haberte conocido y poder sentir lo que era estar enamorada por una vez en la vida.

Sayonara, Pokko.

Sayonara, PokkoWhere stories live. Discover now