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Navidad, fin de año y algo más.
15 de diciembre 2031
La noche anterior, Adam y yo organizamos un paseo rápido al centro comercial con los niños, en toda la ciudad hay decoración navideña y eso quiere decir una cosa: Llego el momento de la foto tradicional con Santa Claus.
Así que en eso me encuentro, duché muy temprano a mis pequeños para que no salgan recién bañados, los dejé en pijamas y nos encontramos viendo una película en el suelo del cuarto de juegos.
Aaron tiene su cabeza sobre mis piernas y su cuerpo extendido en la alfombra, Jared tiró una almohada a un lado mío y su bracito rodea mi cadera, Marie está recostada en mi pecho, viendo atentamente la película donde hay muchos animales que cantan y bailan. Jared suelta un suspiro y me mira.
—¿Cuándo llegará papi?
—En un rato más amor—reviso mi celular—. Recuerda que hay mucho tráfico en la ciudad.
—Ya quie-ovel a papi—Marie aplaude—. ¿Le gusta-an las galletitas que hicimos?
—Sí le van a gustar Marie, las hicimos con mucho amor ¿cierto mami?
—Cierto Jar—acaricio su cabello.
En la tarde, hicimos galletas en forma de muñequitos, los mellizos la decoraron de una forma muy desastrosa —apenas tienen tres añitos recién cumplidos— y Jar fue un poco más ordenado. Les tomé cientos de fotos que les mandé a mis papás y a mis suegros, a mi esposo no le mandé nada porque quiero que sea sorpresa para él, además, quiero ver las caritas emocionadas de las personas que más amo.
—Ma—Aaron se reincorpora—. ¿Le da-emos galletitas a Santa?
—¿Quieres llevarle galletas?
—¡Ti! —carcajea tiernamente—. Él es muy trabajador, segu-o tiene hambe.
—Sí mami, recuerda que él está haciendo muchísimos juguetes para todos los niños del mundo.
—Espe-o que se acuerde de hacer mi muñeca con cabello losita y billitos.
Abro los ojos asustada, mierda. No hemos encontrado esa muñeca por ningún lado y eso que mi pelinegro es un comprador e investigador certificado en las páginas en línea y aun no logramos encontrar nada, no queremos que nuestra pequeña se desilusione, pero Marie pide cosas rarísimas; el año pasado pidió un hámster, claro que Adam y yo no pudimos darle eso, seguro Duque se lo comería e iba a terminar cada uno con un gran trauma, le regalamos un enorme castillo de Frozen y eso pareció llenar el vacío del pequeño hámster.
Aaron y Jared son un poco más sencillos, este año Jar se interesó en la galaxia, pidió un telescopio, libros sobre las constelaciones y misterios. Mi niño dorado ya sabe leer, tiene siete años, pero parece un señorcito chiquito. Aaron es casi como Adam, pidió muchas autopistas de autos y legos para construir, así como colores y plumones para poder hacer sus obras de arte en paz y no pedirles a sus hermanos.
