Capítulo catorce

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  -¿Te vas a casar con Mariano? -le preguntó Valentina con una enorme sonrisa.

  Bruno casi se pincha el dedo con la aguja.

  -¡¿Qué?! -saltó-. ¿A qué viene eso?

  -Bueno, ayer estaban caminando juntos, todas las personas en el pueblo los vieron.

  "¿Todos en el pueblo? Oh, rayos...", pensó el vidente tratando de meter el hilo en el agujero de la aguja.

  -Un paseo no quiere decir que dos personas ya vayan a pensar en casarse -le replicó, frustrado de no atinar al agujero.

  -¡Pero te dio una flor! -exclamó ella, soñadora-. ¡Las flores representan el amor!

  -El amor no nace de un día para el otro -continuó Bruno-. No puedes esperar a que nos casemos tan pronto con solo salir a pasear una vez.

  -¡Pero así pasan en las telenovelas! -dijo Valentina, quitándole la aguja y poniendo el hilo ella misma-. Además, ¿qué tal si en un futuro te pide que seas su esposo? ¿Qué le dirías?

  Bruno no entendía a porqué la niña le hacía esas preguntas, pero ella parecía estar muy entusiasmada al respecto.

  ¿Que qué le diría? Ahora mismo no sabía muy bien que era lo que sentía por Mariano, pero... si se lo pidiera en un futuro...

  -Le diría... que lo pensaré.

  -Si dices que sí... -Valentina se meció en su silla-. ¿Puedo ser tu madrina? Siempre he querido sostener el velo de la novia. ¿O en éste caso sería el novio? De todas formas, ¿usaras vestido?

  -¡Claro que no! -se escandalizó el vidente-. Valentina, ¿quieres dejar de hacerme preguntas sobre éstas, por favor?

  -¿Por qué? -la niña parpadeó.

  -Por favor -respondió él-. Y no menciones nada del tema a nadie.

  -¿Por qué?

  -Porque no.

  -Se suponía que tenías que decir: "por favor".

  -Bueno, por favor.

  -Está bien -la niña le sonrió.

  -¿Mencionar que cosa? -preguntó alguien detrás de ellos.

  Bruno se espanto al ver que se trataba de Mariano y antes de que Valentina dijera algo, él le tapó la boca.

  -¡D-De nada! -exclamó.

  El joven Guzmán los miró a ambos con una ceja levantada. Valentina le saludó con una mano, aún con la boca tapada.

  -¿Bien? -Mariano le devolvió el ademán-. ¿Necesitan ayuda con algo?

  La niña se safó del agarre de Bruno y dijo:

  -Tenemos que hacer mil mariposas de papel para colgarlas en las calles, ¡claro que necesitamos manos de más!

  Rápidamente, fue a traer una caja de papel de volores y les dio a cada uno una tijera.

El tiempo dirá cuánto te amo.  (Mariano X Bruno Madrigal)Where stories live. Discover now