CAPITULO 7

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El resto de semana pasó dentro de lo normal, y sí, en mi normalidad estaba incluido el minucioso seguimiento de Brown y Eva a mis medicamentos, también ver a Sofi y a Grey cada treinta minutos en mi puerta para ver si estaba bien, además que había escuchado mucho a Lili decir que la chica que venía el lunes, vendría el sábado, es decir, hoy, por lo que había pasado en la Universidad. En otros aspectos, había logrado adecuar la mini habitación, compré una alfombra y más cojines, también ubiqué unas luces en forma de estrellas por toda la parte de arriba de los cojines. Ya amaba ese lugar. No había podido ir al gimnasio por Brown, ya que, según él, mi brazo aún no estaba en condiciones para soportar peso de más, sin nombrar que la novia de Jake, la cual es un amor de persona pero no sabía de mi brazo color morado, me tropezó sin querer, y eso provocó que se me inflamara más.

Salí de mi habitación y me encontré frente a frente con Brown que estaba a punto de tocar mi puerta.

-Sí, ya me la tomé- le dije antes que siquiera lo preguntara.

-¿Ves que no es tan difícil obedecerme?- me dijo rodando los ojos.

-¿Ves que no es tan difícil ser menos pesado?- dije tratando de irritarlo, pero solo logré que riera muy fuerte.

Bajamos las escaleras y saludé a Jake que estaba abrazado a Clara dormida en su pecho. Había estado llegando más esos días, ya que era oficialmente su novia en la familia. Sofía lo había molestado tanto que hasta a mí, se me hizo pesada, y nótese que Sofía nunca me parece pesada.

Brown tomó un vaso y se sirvió leche en él, intenté alcanzar el cereal arriba de la heladera, pero él lo bajó antes que pudiese levantar el brazo.

-¿Sabes que puedo levantar el brazo no?- le dije cruzada de brazos.

-Es mejor prevenir que lamentar- dijo extendiéndome el cereal. Lo tomé y me serví en mi taza. Estábamos en medio del desayuno cuando entra Sofía con Lili y detrás de ellas... NO PUEDE SER POSIBLE.

****

Lo último que recordaba era haber dejado caer la taza con cereal al suelo y el fuerte ruido de ella rompiéndose contra el piso, ¿habría sido un sueño?

Espero que lo sea.

Sentía como si me estuvieran pegando con un martillo en la cabeza, me dolía demasiado, estaba tirada en mi cama, lo sabía por el olor de mis sabanas, ya que no era capaz, siquiera de abrir los ojos.

-¿Estás bien?- la voz de Eva me obligó a abrir los ojos de golpe, y vi que ella se encontraba recostada a la pared, mientras que Sofía estaba sentada al lado de mi cama en el sillón.

-¿Qué pasó?- logré mascullar.

-No lo sabemos Gaby, tu...- Sofía dudó un momento y fue cuando supe de nuevo que esto no era una pesadilla, era real – estabas bien, y cuando viste a la chica nueva, solo te desboronaste, así, de la nada.

No me había dado cuenta en que momento mis ojos se habían llenado de lagrimas de nuevo, me senté en la cama bruscamente sin poder contener el llanto, miraba a Sofía y a Eva, ellas no tenían idea de nada, solo me miraban estupefactas. No podía respirar, intenté levantarme, pero Sofía lo impidió y Eva salió corriendo de la habitación. Vi entrar a Lili, no supe que más hacer, si no abrazarla, necesitaba a mi madre en ese momento, y Lili era lo más cercano que tenía a alguien así.

-Mi amor ¿Qué pasa? – dijo ella quitando los cabellos que tenía pegados a la cara por las lágrimas.

-No... No... - no podía decir nada, la voz no me daba, todos y cada uno de los sentimientos que me habían abarcado hace tres años volvieron.

POCO CONVENCIONALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora