☀️Capítulo 10☀️

17 2 0
                                    

"Una domanda senza risposta"

El pincel juega entre mis dedos, intercambiándose de una mano a la otra siguiendo un ritmo inexistente, como si en vez de un pincel este fuese en realidad una baqueta.

Una hora. Una hora he estado sentada frente a un lienzo completamente en blanco, sin saber por dónde partir ni a dónde terminar. A mi mente no llega ninguna inspiración, nada que me impulse a tomar un color y dar comienzo a la pintura que tenemos que presentar ante el profesor Araid en dos semanas más.

Frustrada conmigo misma, lanzo el pincel a mi cama, gruñendo por lo bajo.

— ¿Qué pasa ahora? — Shania, quien está tendida sobre su cama, suelta su teléfono sobre su pecho mirándome aburrida.

— No es nada, es que tengo la cabeza en blanco.

Al igual que el lienzo.

Cierro mis ojos apartando el caballete evitando sentirme decepcionada cuando mis ojos caen en el tejido de lino sin un gramo de pintura.

— ¿Y qué pasa con ese lienzo que guardas misteriosamente en tu armario? Se ve bastante bien.

— ¿Has estado husmeando en mis cosas? — arrugo las cejas, deteniendo cualquier movimiento de mi cuerpo ante la mención de la pintura. 

— Buscaba mi playera rosa, la cortita, ya sabes de cuál hablo. Fue pura coincidencia, no me mires así— se defiende— ¿Por qué no trabajas en ese retrato?

He evitado continuar con esa pintura. Ignoro su existencia lo más que puedo y hasta he tenido el impulso de tirarla a la basura por la forma en que remueve en mi interior cosas que prefiero que se queden en su lugar.

— Es algo sin sentido, no quiero desperdiciar mi tiempo en eso— digo sin más, levantándome del taburete para dar término a la conversación.

En el baño enjuago mi rostro con agua fría y me mojo un poco mi cabello de un castaño oscuro antes de pasar el cepillo delicadamente por él deshaciendo los nudos.

El beneficio de no tener el cabello tan largo es que no me demoro tanto en desenredarlo ¿el problema?, es que se me esponja como si acabase de dar un choque eléctrico.

Sin intenciones de estresarme con mi pelo, me lo amarro en una coleta lo más decente que me es posible.

Vuelvo sobre mis pies, reapareciendo en la habitación donde Shania sigue en la misma posición que cuando me fui al baño.

Conocí a Shania unos días después de haber llegado a la residencia. Ambas nos llevamos bien, no nos consideramos amigas íntimas ni nada parecido, pero cuando nos topamos en la habitación conversamos o simplemente cada una vive en su propio mundo.  

Es una muy buena compañía, especialista en sacarme una carcajada al hablar de sus amores fallidos. Nunca imaginé que alguien tuviera tantas decepciones amorosas hasta que conocí a Shania. Ella ha batido un récord seguramente.

— Oye, aún no me has hablado de ese chico con el que te vi anoche. Parecían muy unidos— se sienta en posición de indio, sonriendo de una forma coqueta al tiempo en que sube y baja sus cejas.

Shania me vio a Pietro y a mí conversando afuera de la residencia ayer por la noche cuando me vino a dejar a la residencia y acordábamos a qué hora pasaría a buscarme esta noche para ir a la exposición.

— No es lo que crees, se llama Pietro, es un amigo de Joe— voy echando a mi bolso las cosas que necesito para la clase que tengo en cuarenta minutos.

— ¿Y...? — mueve sus manos para que continúe.

— Y nada, me cae bien y al parecer yo también a él, eso es todo.

Vous avez atteint le dernier des chapitres publiés.

⏰ Dernière mise à jour : Feb 10, 2022 ⏰

Ajoutez cette histoire à votre Bibliothèque pour être informé des nouveaux chapitres !

Nuestro punto perfectoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant