❛Give Up Yourself❜「𝑺𝑻𝑹𝑨𝑵𝑮𝑬𝑰𝑹𝑶𝑵」

「⚘ ‒ Capítulo 04

❛¿Acaso no me puedes dejar en paz de una jodida vez? Aunque, bueno, ese trato puede ser la solución.❜

Capítulo 04 ► Él.

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Estaba en otro sitio diferente: un planeta extraño, rojizo, y cubierto por una fina capa de neblina. Si miraba al cielo, con algo de esfuerzo, podían apreciar bien todas las estrellas.

No reconoció ninguna de las constelaciones que normalmente se verían desde el sistema solar.

Eso solo lo alertó más.

Al fondo, una gigantesca nave era levemente tapada por la niebla más espesa. El diseño parecía ser muy diferente a una nave terrestre. Esa era mucho más grande, más monstruosa.

Desde la lejanía, aquella figura se acercaba, y sin importar la neblina, lo reconoció.

No había tardado mucho en regresar, solo le hizo falta un día.

Los pasos cada vez se oían más fuertes, hasta que el ser quedó parado enfrente suya.

Piel morada, gigante cuerpo, titán loco, Thanos.

— Segunda vez que nos encontramos, mercader.— La voz, como odiaba esa voz.— Creo que me debes una conversación.— El titán se sentó en una de las rocas bajo la atenta mirada del humano.— Puedes tomar asiento, prometo no hacer ningún movimiento extraño.— Prometió, mientras señalaba otra piedra que quedaba enfrente de él.

Stark no se fiaba, pero aún así se sentó en el sitio sin dejar de mirar al ser.

— Fuiste tú, Hombre de la Armadura, quién destruyó mi ejército hace ya unos años.

— Intentabas invadir mi planeta.

— Sí.— Admitió.— Pero me di cuenta de que eso no sirvió para nada. Digamos que la mano de obra que conseguí no sirvió para mucho.

— Loki.— Nombró el millonario.

— El mismo Dios de las Mentiras. Me lo dejaron en la entrada de mis dominios, así que acepté el regalo.— Dijo el Titán, con una sonrisa en su rostro.

— ¿Cómo que te lo dejaron en la entrada?

— Digamos que tuvieron un problema con el Bifort.— Entonces Anthony comprendió porque no se supo mucho del dios del trueno después de su primera aparición.— ¿Podemos seguir ahora con lo importante?— Los ojos del mortal no se separaron de los del titán.

— Adelante.

— En estos últimos años mi objetivo había sido buscar las gemas del infinito, recolectarlas y dar el chasquido.— Observando el guante, Stark se dio cuenta que solo poseía dos de las gemas.

— ¿Para qué serviría el chasquido?— Aunque había algo dentro de él que no quería averiguarlo.

— Eliminaría a la mitad de las poblaciones de todas las galaxias.— El genio lo miró aterrorizado.— Aunque una de las razones era para luchar contra la sobrepoblación, esa no era la principal de todas.— El titán dejó por unos momentos que el mortal procesara la información, pues sabía que no lograría nada ocasionándole un ataque de pánico.— Podemos decir que era más bien un... cortejo.

— ¿Enserio?— Preguntó Tony, perplejo por la razón que le dió el ser enfrente suyo.— ¿Miles de vidas quitadas simplemente por un maldito cortejo? ¿No le podías haber llevado unas simples rosas, y listo? ¿Invitarla a cenar? O-

— Cállate ya, inepto mortal.— Le advirtió Thanos, clara muestra que su paciencia estaba en el límite.— No es un simple cortejo.

— Y estoy seguro de que la vida de millones de seres vivos valen menos que ese cortejo, ¿no?— Remarcó, sarcástico, sintiéndose algo surrealista con toda esta situación.

— Lady Death hubiera estado muy contenta con toda esa situación.— Reveló el titán, y Tony no pudo evitar sorprenderse al escuchar ese nombre.

— ¿Lady Death?— Preguntó. Recordaba haber escuchado ese nombre en algún otro sitio, pero su mente parecía no recordar en donde. De qué mierda le sonaba ese nombre

— La mismísima Dama de la Muerte.— Tony se hacía una idea del principal motivo por el que Thanos quería conquistar a la Muerte, y aún así, no pudo evitar estremecerse levemente al pensar que su mayor enemigo quería hacer todo eso para conseguir la inmortalidad.— Es uno de los mejores amores que un ser vivo puede tener-

— Porque te mantiene siempre a su lado.— Terminó el genio, y Thanos no pudo evitar sonreír.

— ¿Entiendes ahora el porqué de mi persistencia?

— Estás loco si crees que La Muerte se verá contenta por ello.— Escupió Stark, mirando fijamente al titán de enfrente.

—De eso ya me di cuenta.— Confirmó.— Lady Death se hubiera cabreado bastante si hubiera hecho eso. Digamos que no se toma muy bien que otros hagan su trabajo por ella.

— Comprensible.— Apoyó Tony, satisfecho con las palabras de la mujer.— ¿Entonces...? Veo como damos vueltas en círculos, sin avanzar. No creo que te hayas rendido en tu conquista.

— No, no lo he hecho.— Confesó.— Estuve buscando otra manera, hasta que la encontré.

— Y como no creo que esté aquí para solo hacer de tu terapeuta, supongo que tengo que ver algo en todo esto.— El Titán lo miró de mala gana, y después asintió.— Dilo ya.

— Lady Death quiere a su mercader de la muerte de regreso.— Y Tony pudo notar como su corazón se paró por un momento.

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Su cerebro recordó de una vez por todas. Esa conversación que tuvo hace tiempo, en uno de sus puntos más bajos de su vida, cuando luchaba por sobrevivir en esa cueva de Afganistán. Esa charla con la mismísima muerte, quien lo proclamó como su mercader.

Ahora entendía toda su función en todo este asunto.

— Es tan sencillo como entregarte a ella, Hombre de Hierro. Así ambos obtenemos lo que queremos. Yo a La Muerte, y tú que deje a tu planeta en paz.— Explicó el titán. Tony sabía que eso era una ofrenda de paz, un punto y final para la historia que había entre la Tierra, y el ser loco que tenía enfrente.— Creo que sería de cortesía dejarte pensar por un tiempo, pero, entre tú y yo, no creo que tardes mucho en darme una respuesta. Ambos sabemos sobre tus tendencias. Al fin y al cabo, fuiste tu quien pasó por un portal para salvar una ciudad.— El titán sonrió ante ese hecho, feliz por cómo las cosas se tornaban a su favor, pero el terrícola no se dejó intimidar.— Una semana, Hombre de Hierro. Volveré dentro de una semana justo, y espero que tengas una decisión tomada para ese entonces.— Sin más, todo se empezó a ver borroso desde los ojos del genio, y otra vez estaba acostado en el frío suelo de su habitación.

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¡Buenas! 

Por fin, tras corregir algunas cosillas, he regresado con esta historia.