Final - Primera temporada

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Dios sabe por qué, nos despedimos por tu bien y el

mío. Y si te digo adiós no es porque quiera,

te dejo ser feliz aunque muera de pena. Aquí no hay pecadores, 

ni hay delito, No era tu obligación amarme,

Te lo he dicho.

—¿También lo has besado así a él? —espetó cuando se separaron.

Pretendía herirlo, pero todo lo que consiguió fue una especie de sonrisa burlona.

—Li Xian no sabría lo que es la verdadera pasión aunque le saltase encima y le mordiera —se burló—. Mientras que tú —se acercó de nuevo y lamió su labio inferior; Xiao Zhan gimió de placer— ... no puedes vivir sin ella.

Y se dispuso a hacerlo enfrentarse a la humillante verdad manteniendo sus labios a punto de rozar los suyos.

—Eres un hombre despreciable... te odio—susurró, temblando de arriba abajo.

—Extraña emoción el odio —se burló Yibo—. Suele devorarlo todo al final; incluido el amor. Vamos, recoge tu chaqueta —añadió, arrogante—. Nos vamos a casa.

—¡No! —protestó Zhan — ¡No voy a volver contigo, Yibo! Jamás volvería a vivir a la sombra del fantasma de Li Xian.

—Si vas a venir.

—¿Por qué? —gritó—. ¿Por qué quieres que vaya si no es a mí a quien quieres.

—Tu no sabes qué es lo que yo quiero —replicó Yibo.

Su respuesta le llegó dentro... porque era verdad. Lo único que sabía era que deseaba su cuerpo, nada más.

—Pero ya es hora de que sepas lo que quiero — añadió—, así que tienes diez minutos para cerrar esta casa, porque después te vienes conmigo, incluso si tengo que llevarte a la fuerza, gritando y pataleando.

Y Xiao Zhan lo creyó capaz de hacerlo. Había algo determinante en su expresión.

—No voy a ir, y ya lárgate no te quiero volver a ver —repitió.

— Pues ya lo veremos—añadió Yibo con una pequeña sensación de triunfo.



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El viaje en coche hasta la casa de Yibo se realizó en el más absoluto silencio.

No podría decir por qué, pero se sentía muy tenso, y esa tensión iba creciendo a medida que se acercaban a la casa.

Y al llegar, vio que había otro coche aparcado delante de la puerta. ¿A qué nuevo horror tendría qua enfrentarse?

—Hay alguien aquí —dijo, aunque fuese innecesario — ¿Quién es?

Yibo no se molesto en contestar, sino que bajó de coche y abrió la puerta de Xiao Zhan para ofrecerle un brazo y conducirlo al salón. Pero este paso de largo y lo ignoro.

La puerta estaba cerrada y antes de entrar vio a Yibo tomar aire.

Hizo girar el pomo de la puerta, y fue entonces, a ver al hombre que los aguardaba, cuando comprendió el porqué de la pausa.

𝓒𝓪́𝓼𝓪𝓽𝓮 𝓒𝓸𝓷𝓶𝓲𝓰𝓸 - 🅨🅘🅩🅗🅐🅝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora