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Mikasa

Al llegar a su hogar, acomodaron rápido las cosas y se apresuraron por dejar a Poppy en su cama, no querían que se despertara.
Eren soltó una risita, Mikasa se giró a verlo. El moreno tenía en sus manos la bolsa azul cielo de la pequeña, se la enseñó a su esposa dejando ver el contenido de esta: rocas.

La azabache abrió la boca sorprendida ¿en qué momento Poppy las había guardado?

Rodó los ojos.

Debo ser más rápido que ella.

Salieron de la habitación para quedarse en la cocina, Eren sacó la comida que quedó de ayer del refrigerador para calentarla en la estufa y Mikasa cortaba un par de vegetales. Ella brincó cuando sintió las manos de él alrededor de su vientre.

—Te extrañe mucho —le susurró al oído.

Ella sonrió.

—Yo también. Yo creo que mañana por la tarde ya estaré de regreso en casa —acarició sus manos, dejando que él pegara su cuerpo al suyo.

—Está bien, no te preocupes —Eren restregó la nariz en su cuello.

—Basta —dijo Mikasa sabiendo a dónde terminarían con todos esos cariños—. Debes de cenar algo —dejó el cuchillo sobre la tabla.

Aún así, no hizo ni un movimiento por detenerlo. En verdad lo extrañaba.

—A ti por supuesto —sonrió sobre su cuello—. Y me comí el emparedado que sobro.

Quería hacerlo, pero sabe que no es el momento. Ella se giró para que quedaran frente a frente, él con sus manos en su cadera.

—Cena primero —su tono de voz fue neutro.

Él negó, su sonrisa persistía en su rostro.

—Eren —dijo Mikasa ahora en un tono más serio—. Con Poppy ya tengo suficiente, así que no me obligues hacerte comer.

Él nombrado soltó una carcajada aún así se apresuró con la comida para poder cenar de una buena vez.

*

Una media hora más tarde, estaban en su sofá, viendo una película cada uno en cada extremos con los pies semi estirados. Eren la jaló de estos hacia él para estar más cerca, Mikasa sonrió mientras su cuerpo se arrastraba. Con una mano el castaño la levantó y ella colocó su cabeza sobre su hombro derecho, viendo hacia la pantalla.

Algunos mechones del cabello de Eren cayeron en su cara.
Tenía tiempo que él no se lo dejaba crecer tanto, pero desde que Poppy comenzó hacerle trencitas cuando era más corto, decidió dejarlo largo.

—Tal vez te haga falta un corte —dijo ella en un tono suave.

Eren ladeó la cabeza.

—Tal vez vaya acortarme las puntas, lo he dejado crecer bastante.

—Extraño tu cabello corto —le confesó—, pero también me gusta este look, todo vagabundo.

—Oye.

Mikasa soltó una risita y se giró para dejar un beso en su mejilla. Se aseguró de hacer mucho ruido al dárselo. Eren la miró y le dio un par de besos cortos en los labios.

—Quiero ver la película —la azabache mintió y después enfocó su vista a la televisión.

Eren se acercó para poderle susurrarle al oído.

—Yo quiero terminar lo que empezamos en la cocina —sonrió.

El castaño hizo un camino de su hombro hacia su muslo derecho con los dedos. Dejó descansar su mano ahí por unos momentos antes de regresar y pasar peligrosamente por su entrepierna. Pero como si él quisiera tomarla por sorpresa, cambio de dirección en el último momento. Camino hacia arriba y la dejó sobre su estómago extendiendo la por completo.

Nadie te va amar como yoWhere stories live. Discover now