🌿 Uno

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Soledad fue nombrada así porque cuando nació sus padres esperaban gemelos por lo grande que era la panza de la madre.

Soledad era una esclava italiana.

Soledad era la asistenta del Sultán.

Soledad era la favorecida de Hürrem.

Soledad era la segunda hermana mayor de los Şehzades de la Haseki.

Soledad era la criada preferida de Mihrimah.

Soledad era la muchacha de confianza del Príncipe Mustafá.

Sí, Soledad era muchas cosas para la familia imperial otomana, inclusive un Visir cualquiera del consejo diría que ella es indispensable para aquel conjunto de personas.

La italiana era la consentida hasta de Mahidevran. Ella era tan querida por ellos que algunas esclavas trataron de reemplazarla, pero nunca llegaron a igualarla.

Veamos que cosas también era y hacía la esclava.

Soledad era los ojos y oídos en el harén y palacio para Su Alteza Mihrimah

Soledad era la mejor amiga de la Sultana.

Soledad conocía todos sus secretos.

Soledad sabía quien era el amor de su señora.

Soledad era su mensajera.

Soledad visitaba sin fines reproductivos a los aposentos del Şehzade Mustafá.

Soledad leía cartas en susurros para el heredero al trono.

Soledad fue testigo de como el apuesto Príncipe se ruborizaba.

Soledad andaba por los pasillos de Topkapı con mensajes escondidos entre sus ropajes.

Soledad indicó a la Sultana del Sol y la Luna el lugar de reunión entre ambos hijos del Sultán.

Soledad era de las pocas esclavas que podían ir en carruaje para viajar de palacio a palacio.

Soledad informó a Mustafá la respuesta de su hermana.

Soledad a lo lejos vio como ambos jóvenes reían y se divertían, y después como hablaban con el corazón en la mano.

Soledad escuchó con intriga cada palabra que salía de su Sultana.

Soledad no sentía repulsión alguna por los sentimientos de sus amos, ella los comprendía mejor que nadie.

Soledad rechazó el bolsito lleno de monedas del Şehzade, alegando que con verlos felices era paga suficiente por sus servicios.

Soledad era la vigía de Sus Altezas durante sus largos encuentros a escondidas.

Soledad abrió su brazos a su dueña cuando nuevamente el Şehzade tuvo que retornar a su sajancado.

Soledad se compadeció de la Sultana de sangre al verla desplomarse en su diván, el día de su boda había llegado.

Soledad se sintió terrible al leer la contestación del Príncipe con respecto al matrimonio que se avecinaba para la hija favorita del Sultán.

Soledad debía hacer algo, no obstante, sus intentos no tuvieron éxito al ser una simple cautiva.

Soledad era lo que sentía Mihrimah al no tener a su amado con ella, durante las noches que parecían largas pues tenía que intimar con su marido.

Soledad decidió dar un último esfuerzo para reunir a ambos amantes, quienes sufrían debido a su inminente separación.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐃𝐀𝐃. 𝑚𝑖𝒉𝑟𝑖𝑚𝑎𝒉 𝑠𝑢𝑙𝑡𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora