Capítulo 35

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OMNISCIENTE

Pasó el tiempo y pasaron las estaciones... Llegó el otoño y con él llegaron los refuerzos pedidos por el laird Aren MacWilliams quien estaba a punto de mandar todo por la borda e ir a rescatar a su esposa quien ha sido azotada recientemente por haber acabado con 10 de los guardias del clan Murray.

—Se han demorado. —fue lo único que dijo Aren al llegar los refuerzos a su clan.

Josh siendo consciente de las nuevas noticias no dijo nada y solo guio a sus guerreros hasta el jardín del castillo donde armaron su campamento.

Aren volvió a su despacho a revisar nuevamente los planos los cuales conocía de memoria, ya que estaba esperando a los refuerzos para ir a buscar a su esposa.

—¿Cómo está ella? —preguntó Josh.

—Se sabía que estaba bien, pero trataron de abusar de ella y terminó matando a 10 guerreros para luego ser azotada por ese maldito —contó Acair siendo escuchado por todos los guerreros.

Todos los que escucharon a la mano derecha del laird gruñeron con enojo al pensar en su princesa siendo lastimada otra vez.

Luego de que los soldados de Maskor se hayan instalado y descansado fueron llamados a la sala de reuniones donde Aren les informó de todas las posibles estrategias y movimientos que tendrían en cuenta para rescatar a su esposa lo más pronto posible.

Lo que ellos no sabían es que mientras pasaba el tiempo y no fueran a salvarla, ella era azotada, tocada y torturada por guerreros del clan Murray. Siendo humillada y degradada, se ha defendido todo lo que puede, pero mientras pasaban los meses su voluntad fue decayendo. Ya no se defendía, no gritaba, ni lloraba solo existía.

Aldara estaba a punto de rendirse luego de ser azotada 30 veces por matar a los soldados que trataron de violarla, se sentía sucia, rota, una muñeca que era manejada por ellos.

Sus hombres ya no podían defenderla, retrasaron tanto su sufrimiento que ahora es lo peor que puede haber pasado. Creía que su madre era cruel por encerrarla y torturarla de vez en cuando hace unos años, pero ahora... Esto es el infierno.

Noches en vela preocupada por quién vendrá a torturarla, días en sufrimiento luego de ser golpeada y tardes en agonía consumida por sus oscuros recuerdos.

—Solo quiero paz —susurró con lágrimas bañando su rostro golpeado.

—Nunca tendrás paz luego de matar a mi hija.

Aldara tembló al escuchar la voz de su verdugo quien la torturaba física y mentalmente.

—Yo no las maté —dijo temblorosa.

—Si lo hiciste, tú le lavaste el cerebro a Rose para que matara a su propia hermana así que yo te mataré a ti. —Gavin se rio viendo a la princesa acurrucarse en el suelo mientras lloraba.

—¡Yo no lo hice! —su grito retumbó en las celdas.

Gavin se adentró a la celda sonriendo con maldad viendo a la princesa llorar de terror al verlo con un látigo en las manos.

—Que no me toque por favor —rogaba en su mente.

Rogelio quien observaba todo desde un rincón sentía la rabia cegarlo, pero seguía consciente de sus acciones. Quería matar a ese humano que lastimaba a su discípula, pero estaba consciente de que no podía intervenir en las acciones terrenales.

—Esta vez será la única. —se prometió a sí mismo.

El clan Murray fue cubierto por una espesa niebla oscura causando terror en los aldeanos quienes aseguraban que era un dios enojado con ellos y serían masacrados.

Los gritos de los aldeanos alertaron a los guardias que estaban fuera del castillo quienes fueron a informarle al laird quien estaba a punto de azotar a Aldara quien suspiró agradecida con quienes la salvaron esta vez.

—¿Qué hacen aquí? —pregunto furioso por la interrupción.

—El clan ha sido cubierto por una niebla oscura, algunos aldeanos aseguran que se debe a un dios enojado por nuestras acciones —dijo lo último mirando a la princesa.

El laird explotó en risa por las absurdas ideas de su gente.

—Ella jamás tendrá el favor de un dios, nada más es una vulgar furcia que sirve al maldito salvaje —dijo lleno de furia.

—No soy una furcia. Tú solamente eres un pobre viejo que ni siquiera su pueblo respeta, por eso tus hombres hacen lo que se les dé la gana conmigo aun si tú pediste que nadie me tocara —grito Aldara con las última pisca de energía que tenía.

Los guerreros vieron con gracia como su laird se descomponía del enojo y como sus sus arrugas se acentuaban.

—¡Cállate!

El golpe del látigo contra la piel de la princesa y su grito desgarrador sorprendió a los guardias quienes rápidamente se acercaron con furia hacia el laird quien retrocedió asustado al ver a dos de sus hombres casi encima de él.

—¿Qué le pasa?, ¡está loco! —grito furioso.

Gavin se enfureció más al ver a los guardias proteger a la princesa quien se encontraba inconsciente luego del latigazo que le rompió la piel abriéndole nuevamente las heridas viejas dejándola llena de sangre.

—¿Qué les pasa a ustedes?, no ven que ella es una prisionera, debe ser torturada —rugió preso de la cólera al ver la traición de sus soldados.

Los guerreros del laird quienes habían presenciado toda la tortura de la princesa desde que había llegado, se habían dado cuenta de que ella no merecía esto. Fue una de las culpables de la hija favorita del laird, pero ella no la asesinó y además que toda la guerra fue por culpa de ellas así que el clan MacWilliams tenían derecho a defenderse.

—Ella ha sufrido bastante. Usted es un ser irracional que ya no puede manejar el clan —dictaminó serio uno de ellos.

—Que no puedo manejar el clan, ja todos ustedes son unos idiotas. Yo soy el laird, yo saque adelante este chiquero. Todo lo que ustedes tienen es gracias a mí —espetó indignado.

Mientras los guerreros discutían con el laird, Aldara estaba entre la inconsciencia escuchando todo.

—Puedo hacerlo. —se dio ánimos.

Huiré apenas pueda caminar. Nadie me detendrá y si tengo que matar al laird, lo haré.

Desde ese momento Aldara comenzó a planear su huida. Posibles brechas en los horarios de cambio de guardia y los caminos más fáciles para irse sin ser detectada.

En estos meses secuestrada, se comunicó con todos sus informantes quienes sin ser detectados le daban información del clan así ella lo conocía al revés y al derecho.

—Me vengaré de todos los que torturaron, comenzando por usted laird Gavin —juro antes de caer desmayada nuevamente.

**

¡¡Amores!! No me había dado cuenta, pero este es el penúltimo capítulo. Pensé que serían más capítulos, el próximo capítulo será el último y recién lo estoy creando así que puede que me demore un poco porque igual quiero hacerlo un poco más largo.

No se preocupen, no crean que va a terminar mal. Sé que los protagonistas tuvieron poco tiempo juntos así que cuando termine el libro comenzaré a crear unos pequeños extras para que vean como va su relación luego de la guerra.

Besos.


La princesa del escocésWhere stories live. Discover now