Las lágrimas de Rina

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Aquella noche, todo fue diferente para Rina. Ella se encontraba vagando en el bosque, sin un rumbo. Nada tenía sentido para ella, caminar sin una dirección, era otra de las cosas que ella amaba hacer.

Los árboles sin hojas eran algo especial para Rina, porque, así es como ella se sentía: como un árbol sin hojas, vacío.
Ella recorría ese gran bosque mientras sus pies pisaban las hojas secas del suelo.

Un recuerdo pasó por su mente: La peor pelea con su novio.

...

—¡así que te hago sentir mal!–me gritó mientras me veía a los ojos.

—nunca me has hecho sentir bien–le dije mientras le mostraba el dedo medio

intenté correr hacia afuera de la oscura casa, pero fue imposible, pues el me agarró de la muñeca, haciendo que me lastimara la mano.

—¡Escúchame maldita ramera! ¿Sabes cuánto daño me has hecho?–me seguía gritando, yo me empecé a agachar hasta tocar el suelo, mis lágrimas empezaban a hacer un pequeño charco.

Sin darme cuenta, el se puso encima de mi, me agarró de los hombros mientras me veía fijamente a los ojos, yo no podía moverme, pues el estaba encima de mi.

—¡TE ODIO RINA, TE ODIO!–sin darme cuenta, el agarró un pedazo de vidrio, y luego, volteó hacia mí. Me veía fijamente a los ojos mientras sostenía ese pedazo de vidrio en su mano.

Me sentía muerta por dentro, pero aún quería vivir.

Hasta que ví sus ojos, pequeñas lágrimas se hacían notar, y luego, se recostó encima de mi, mientras lloraba, y me dijo:

—Rina, perdóname.

...
Rina no se había percatado de que eran las dos de la madrugada. Ella seguía su camino sin rumbo en el frío y oscuro bosque.

Las estrellas se hacían notar en el cielo, una estrella atrapó la atención de Rina. Ella vió como aquella estrella, a diferencia de las demás, no brillaba tanto como las otras, pero aún así, esa estrella denotaba un brillo que ninguna otra estrella podía hacer.

Empezó a sentarse en el suelo, hasta que ella tocó la nieve, y recostó su cabeza, haciendo que la nieve se hundiera. Miró por unos segundos aquella estrella, mientras el viento comenzaba a mover las ramas de los árboles vacíos.

A lo lejos del bosque, un sonido se hacía notar de entre todos los sonidos del bosque. Se trataba del tren, que cruzaba a esa hora.

Rina inmediatamente se levantó de la nieve, dirigió su mirada hacia las vías, y comenzó a correr.

Sus botas hacian que Rina pudiese correr más rápido, los restos de la nieve en la ropa de Rina se caían a medida que ella corría, ella estaba siendo tan rápida, pues era su última oportunidad.

Rina corría y corría, el camino parecía hacerse más largo a medida que ella intentaba acercarse. Hasta que llegó un punto en el que, las vías del tren y ella estaban a pocos metros, solo unos cuantos árboles separaban a Rina de aquel tren.

Rina suspiró, estaba cansada de correr. Se dirigió lentamente hacia las vías, mientras la luz del tren cada vez se veía más cerca.

Rina se quedó mirando las vías, ella por fin había alcanzado ese punto. Miró el cielo nocturno por última vez, y sin pensarlo dos veces, puso su cabeza en las vías.

Me siento muerta, por dentro y por fuera. Este vacío que siento me ha comido viva, ya no hay esperanza, mi sufrimiento, escrito con lágrimas, puedes verlo en dónde sea, pero no te has dado cuenta. Cada paso que doy, se siente como si yo no estuviese en mi cuerpo, me siento ajena a mi, soy incomprensible, mi corazón sangra por ti, no hay nadie cerca que note mi dolor, el dolor que se cura con amor, no con ardor.

Fue lo que escribió Rina en una hoja, las lágrimas de Rina comenzaban a empapar la hoja, decidió dejar ésta en un árbol, si alguien encontraba la hoja entonces también encontraría a Rina.

La luz de tren cada vez se acercaba, Rina no podía mirar en esa dirección, decidió cerrar sus ojos, y tararear mientras escuchaba como el tren se acercaba. Las lágrimas inundaron su cara, ella difícilmente podía decir algo, el dolor la había consumido, el dolor en su estado más profundo, había causado que Rina se perdiera a si misma.

nya, poka.

-One Shots [True Crime] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora