Capítulo 28: Presagios del desastre

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A los nuevos seguidores ^.^ de verdad que me da gusto tenerlos y saber que leen la historia ¡No saben el entusiasmo que me causa! Cualquier duda, comentario, sugerencia, saben que siempre estoy abierta a ello... Inclusive si quieren que lea sus historias.

Saludos a todos y mucha inspiración.

Nessy :D


Salimos de la casa con los ojos de Itsmani y Mara posados sobre nosotros desde la ventana de la cocina

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Salimos de la casa con los ojos de Itsmani y Mara posados sobre nosotros desde la ventana de la cocina. Hele se volvió por última vez y le sonrió radiante al pequeño. Yo sabía que de todos ella era la menos entusiasta por salir a la fiesta, así que apreciaba profundamente su esfuerzo por parecer animada. Además, debía admitir que arreglada se veía radiante y más perfecta de lo que normalmente mis ojos la veían.

Cuando subimos al coche, Hele se sentó en el asiento del copiloto, junto a mí. Me sentí aliviado, porque el entusiasmo de Tom, a diferencia de ella, se desbordaba en sus palabras. Hoy estaba particularmente platicador y no estaba dispuesto a escuchar su parloteo en mi oreja derecha todo el camino.

Desde hacía un largo rato ya había oscurecido, pero lo que más relucía de aquel paisaje nocturno era el manto de estrellas que decoraba la bóveda celeste. Esa era una noche digna de admirar en silencio, en la playa, con el suave oleaje del Mar y la brisa marina que agitaba las palmeras. Sin embargo, aquel no era el objetivo, no mientras Tom continuara en el asiento trasero parloteando sin parar de lo genial que estaría la fiesta.

Las calles estaban desiertas, excepto por la casa de Angélica, al llegar parecía que toda la gente se había concentrado en ese lugar; como si Angélica hubiera invitado a toda la ciudad a la fiesta. Había jóvenes caminando fuera de la casa, otros que llegaban en coches de segunda mano o autos descapotables con una sonrisa petulante en el rostro. Nos tuvimos que estacionar a dos cuadras y caminar iluminados por la luz de la luna y algunos faroles mal colocados a lo ancho de la calle, pero incluso a esa distancia se continuaba escuchando el bullicio y la música.

—Dicen que podría ser la mejor fiesta del año —comentó Tom con entusiasmo, apeándose del coche.

Sonreí divertido.

—¡Eso dicen siempre! —repuse.

Traté de incluir a los hermanos en la conversación, pero ninguno se mostró muy participativo al principio. Entonces pensé que tal vez algunos consejos no les vendrían mal y me di cuenta de que había sido muy estúpido al no haber pensado en eso antes. Me imaginé a un Aydan incendiando la casa por borracho o a una Hele, cediendo ante mimos de un desconocido.

Sacudí la cabeza levemente, tratando de borrar aquellas imágenes de mi mente.

—Antes de entrar no olviden ciertas cosas —comencé lanzándole una mirada de advertencia a Tom para que me apoyara. Él sonrió al comprender mi indirecta. Antes de subirnos al coche le había explicado que de donde los hermanos venían, no había fiestas, por lo que ellos no habían asistido a ninguna antes—, no acepten bebidas de desconocidos.

Ojos de Agua y manos de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora