Alma Marchita

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La villa de los Oh siempre ha sido de las más cotizadas, sobre todo por lo fértil de sus tierras y la gran cantidad de hectáreas que posee. Estando en una zona alejada de la ciudad, se asemeja a un paraíso a ocultas del bullicio de gentío noble. Por lo que Sehun siente un gran alivio al estar de nuevo en las tierras que por derecho le pertenecen.

Su padre ya no es ningún problema para que pueda manejar la villa y piensa salvar de la ruina la villa, misma que provocó su hermanastro una vez se aprovechó de su tiempo estando en la residencia Park. Pero ya no más, no iba a permitir que el lugar que adora y que es un recuerdo vívido de su madre perezca, mucho menos en manos de la gentuza que representa su hermanastro y madrastra.

Bajó del carruaje una vez llegaron a la entrada de su mansión, es bien recibido por los sirvientes del lugar y sin detenerse a revisar el sitio como lo haría en le pasado, fue directamente hasta lo que anteriormente fue la oficina de su padre. Todo permanecía igual como lo recordaba, les encargó a los sirvientes ordenar nuevos muebles y redecorar el lugar.

Su padre ya partió, por lo que no necesita tener nada que lo recuerde a él ni todo el desprecio que representaba en su vida. Se sienta en la silla frente al escritorio, descansa sus brazos en las posaderas de la misma y asiente satisfecho al estar en el sitio que le correspondía por derecho.

Nadie va a sacarlo de donde está ahora, es su villa, sus bienes y su poder. 

Su línea de pensamiento se vio interrumpida por la intromisión en el estudio, ve a su madrastra colérica y a su insulso hermanastro le hizo gracia.

—¿¡Qué estás haciendo tú aquí!?

Sehun solo la observa en silencio, alterna su mirada entre ambos individuos, sin emoción alguna.

—¡Esta propiedad es de mi Mintae! —sus mejillas se vuelven rojas por la furia, se acerca al escritorio y sin más empuja al suelo todo lo que hay en el—. ¿¡Acaso tu esposo ya no te soporta!? ¡Já! No me sorprende, con lo asquerosamente desagradable que eres. ¡Todo el mundo sabe que tu marido te ha sido infiel hasta con una piedra!

La mujer sigue despotricando fieramente, Sehun se levanta de su asiento, rodea la mesa y una vez estando frente a ella no duda en mirarla fijamente a los ojos.

—¡Minseok! —la puerta del estudio es abierta y hace acto de presencia el mencionado, el brillo en su mirada se oscurece por completo—. Escóltalos a la salida y aviéntales sus pertenencias, tienen prohibido entrar en estas tierras a partir de ahora. 

—¡No puedes hacer esto, nuestro padre dejó todo a mi nombre!

Sehun hizo un movimiento con su diestra dándole paso libre a que Minseok y los demás sirvientes arrastraran a las desagradables personas que tiene en frente. Los gritos de su madrastra son tan escandalosos que lo irritan lo suficiente como para acercarse y sujetar su quijada con su diestra, su agarre es tan firme que la mujer suelta un quejido y por primera vez observa de lleno la inquietante mirada de su hijastro.

—Solo por mi título no soy capaz de desmembrarte —la empuja al suelo y sujeta su cabellera con la fuerza suficiente como para hacer que lo mire—. Pero créeme que si te vuelvo a ver no dudaré en torturarte hasta tener tu sangre en mis manos —jala de su cabello haciendo que con un quejido de dolor se levante de su sitio, aun viéndose—, después te sanaré y volveré a lo mismo. Una y otra vez, hasta que supliques por que te asesine, pero yo no soy misericordioso y sabes bien que soy un hombre de palabra.

La soltó dejando que cayera al piso, su atención se concentró en su hermanastro, no hizo falta que dijera algo, el hombre sujetó a su aturdida madre y fueron escoltados a la salida de la mansión.

Por Un Perdón ; ChanHunWhere stories live. Discover now