En la retaguardia:

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En un oscuro callejón de Gotham, Artemisa se dirigió discretamente a una cabina telefónica fuera de servicio en la que se ocultaba una entrada a los tubos-zeta.

Sin embargo, antes de que pudiera entrar fue sorprendida por una voz a su espalda.

—¿Artemisa?

La chica se sobresaltó.

—¡Robin! Yo...

—Que raro que estés en Gotham City en lugar de Star City donde vive tu tío Flecha Verde.

La chica respondió con algo de nerviosismo:

—Estoy... ah... aquí para ver a mi prima—mintió—. Ella estaba en el concurso de deletreo estatal, aquí en Gotham.

—G-e-n-i-a-l—sonrió Robin—. ¿Ella g-a-n-ó?

Artemisa se tardó en comprender.

—N...-o...—respondió finalmente.

—M-a-l-o—respondió Robin.

Artemisa señaló la cabina telefónica.

—Sí, solo vayamos a la cueva.

Robin señaló también la cabina.

—Las damas primero.

—Es tu ciudad, ve tú—respondió la chica.

Robin se encogió de hombros y entró a la cabina.

"Reconocido, Robin B01"

Cuando el chico desapareció en un destello, Artemisa se apresuró a entrar también.

"Reconocida, Artemisa B07"

La chica apareció en la cueva, solo para ver como todo estaba cubierto de humo y una llamarada cruzaba el aire en su dirección.

—¡Agáchate!—gritó Robin.

La joven rodó por el suelo evitando el ataque.

Robin apareció de un salto frente a ella y arrojó varios batarangs al denso humo que cubría el lugar.

El humo respondió con una nueva poderosa llamarada.

Antes de que el fuego los alcanzara, alguien se interpuso entre los héroes y el ataque.

Percy soltó un pequeño gruñido de esfuerzo tras detenía el fuego con su escudo.

—¡Vámonos, rápido!—gritó.

Un par de figuras empezaron a emerger del humo.

—¡¿Con qué luchamos?!—preguntó Artemisa mientras disparaba.

—¡No lo sé, pero junto a estos tubos somos blancos fáciles!—gritó Robin—. ¡Vayan hacia la salida!

Los tres chicos corrieron hacia el túnel que los sacaría del lugar, solo para ver como por este llegaba una enorme ola de agua.

—¿O no?—murmuró Robin.

Percy extendió los brazos y separó las aguas alrededor de los chicos, protegiéndolos com una burbuja de aire.

El agua salió del túnel y volvieron a quedar expuestos al aire, y a la lluvia de bolas de fuego que venía desde el pasillo.

Percy detuvo tres ataques con su escudo mientras Artemisa recuperaba su arco y disparaba en la dirección de los ataques sin éxito alguno.

—¿Qué está sucediendo aquí?—exigió saber.

—¡Luego se los explico!—gritó Percy—. ¡Por ahora hay que escondernos!

The EmperorWhere stories live. Discover now