Capítulo 1

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<11:30 a.m.>

Drag me Down de One Direction resuena por toda la habitación a modo de alarma. Levanto la cabeza y desbloqueo el móvil. Tengo una hora para prepararme y dirigirme al aeropuerto.

Me estiro y bostezo antes de levantarme. Desde la cama miro mi habitación. Lo único que sigue en su sitio son los muebles, el resto de cosas ya están en las maletas. Para tener tan pocas cosas en mi habitación, he llenado dos maletas y una mochila de las grandes.

Me levanto pesadamente y me dirijo al baño. Me doy una ducha rápida y me pongo unos vaqueros rotos, una blusa blanca y las zapatillas.

Bajo a la cocina y me encuentro con mi madre. Incluso con su pelo oscuro revuelto y su pijama de ositos está preciosa. Mi madre se llama Scarlett. Tiene los ojos verdes y el mismo color de pelo que yo aunque el suyo es liso y el mío es rizo y revoltoso.

– Buenos días – saludo dándole un beso en la mejilla.

– Hola cariño – dice sonriendo –. ¿Qué tal has dormido? Ya veo que estás preparada – dice mientras yo me siento con mi tazón de cereales. Se la ve un poco triste.

– He dormido bien, y sí, ya estoy lista solo me queda bajar las cosas – digo comiendo una cucharada de los cereales –. ¿Y papá?

La verdad es que ya intuyo dónde está mi padre, pero quiero oírlo de mi madre para tranquilizarme. Mi padre es un hombre serio. Desde los siete años no recuerdo una sonrisa suya. Es alto, de ojos marrones y un pelo claro pero muy rizo. Es demasiado trabajador.

– Está trabajando. Tenía una reunión importante y no creo que venga al aeropuerto. Le pregunté si podría retrasarla, pero ya sabes como están las cosas ... – dice un tanto incomoda.

Esta es una de las razones por las que quiero irme de aquí. Ya no aguanto las continuas discusiones de mis padres cuando él está en casa, que no es mucho tiempo, pero se hace eterno.

– Hablé con la abuela y está muy feliz de que vayas acabar tus estudios en Santa Mónica. Me dijo que al final no irá la tía Rossi a recogerte al aeropuerto. La abuela tiene tantas ganas de verte que irá ella misma – dice mi madre cambiando de tema y con una enorme sonrisa en el rostro. Cuando sonríe de verdad se le forman pequeñas arrugas al borde de los ojos.

Mi tía Rossi es la hermana mayor de mi madre y no es que tengamos muy buena relación. Delante de los familiares hay que aparentarlo pero en realidad no. La tía Rossi está forrada, bueno, su marido, y se cree la mejor del mundo.

Mis abuelos maternos son los que viven en California. Ella se llama Theressa y él Anthony. Mi madre nació en Santa Mónica igual que yo y ahí también conoció a mi padre.

– ¿Eila me estás escuchando? – pregunta mi madre sacándome de mi ensimismamiento

– Perdón no te escuché.

– Que ya es hora de irnos, cariño.

– Ah sí, sí, vamos – digo comiendo la última cucharada del desayuno.

Me levanto llevando mi mochila a los hombros y saliendo de casa con las maletas tras de mí.

<12:15 p.m.>

Pasajeros del vuelo con destino a Santa Mónica, California, vayan pasando por la puerta de embarque número 3 – dice la voz de una mujer por megafonía.

Me levanto de la silla y miro a mi madre. Quiero decirle muchas cosas, empezando por que debe tener cuidado con el genio de mi padre, que si le pasa algo me avise, que no deje que le pegue como aquella vez hace un año ... pero mi voz solo consigue decir una cosa:

[1]Desde que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora