Devil 37

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Olivia había pasado todo el día inquieta deseando que fueran las cinco de la tarde, hora en la que había quedado con Denís para elegir una nueva alfombra. No sabía que ropa sería la adecuada porque si iba muy arreglada, podría parecer demasiado para simplemente ir de tiendas, pero tampoco quería ir muy casual, así que al final optó por ponerse unos vaqueros y una blusa, unas botinas de tacón y el pelo medio recogido. Simple, pero guapa.

Lore veía como su amiga recorría el piso de un lado a otro y Amanda, que no sabía nada de la quedada con el chico, pestañeaba una y otra vez sin entender nada.

-Olivia, me estás mareando. ¿Se puede saber que te pasa? - Mandy tenía curiosidad.

La muchacha se sobresaltó, pues no le había dicho que ella y Denís estaban viéndose y aunque no hubiera pasado nada, o casi nada, temía que a Mandy le pareciera mal.

-Esque tengo cosas que hacer y no sé si me dará tiempo acabar todo. -Intentó disimular.

-Pues para eso organízate mejor, chica, que llevas todo el día como una noria.

-Tienes razón. Para la proxima hago un planning.

Lore las miraba y no decía nada, aunque tarde o temprano, sabía que Oli iba a tener que hablar con ella.

El teléfono de la chica sonó. Un mensaje:

Denís: Baja.

-Me marcho, niñas.

-Valeee. - Mandy no parecía muy interesada.

-Pásalo bien haciendo recados... - Lore miró hacia Oli y le guiñó un ojo.

Olivia no esperó al ascensor, bajó las escaleras ansiosa y respiró hondo antes de salir.

Denís silbó nada más verla.

-Te has puesto una cazadora de cuero y unas botas... ¡Me gusta tu nuevo aspecto!

Oli se sonrojó. No lo había hecho a propósito, pero había coincidido con el estilo de Denís sin planearlo. Quiso restarle importancia.

-Fue lo primero que pillé. ¿No querrías que viniera con un vestido de lentejuelas?

-Me gustas más así. - Contestó socarrón mientras le entregaba el casco.

-Qué gracioso... - Oli le sacó la lengua y seguido, se subió a la moto.

Después de pasarse media la tarde mirando tiendas de decoración, para Denís todas las alfombras eran feas. Tal vez no quería acabar pronto las compras, de ser así, Olivia ya no tendría porqué quedarse más y tiempo, y él era demasiado orgulloso como para pedirle pasear juntos y admitir que lo estaba pasando bien.

Al final, acabaron comprando una algombra negra y blanca bastante esponjosa.

-Hemos estado toda la tarde de compras. ¡Tengo hambre! - Se quejó Olivia.

-Quejándote como una niña. - Resopló Denís. -¿Quieres que te lleve a casa?

-No. Quiero ir a una pizzería.

-Está bien, vamos.

Llegaron al restaurante y estaba totalmente lleno de gente. La comida allí era muy buena y los adolescentes preferían esas pizzas antes que las de cualquier cadena famosa de hamburgueas.

-Me temos que tendremos que ir a otro sitio. - Comentó Denís.- Esto está a tope.

-¡Pero me apetece muchísimo cenar aquí! - Olivia puso cara de decepción. - ¿Y si esperamos a que alguien se vaya?

-O podemos encargar la comida y que nos la traigan a mi casa. - Sugirió el chico. - No tengo demasiadas ganas de esperar aquí de pie como un pasmarote para que al final no consigamos sitio.

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