Capítulo 23

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-¡Regreeeesen ahora!- gritó cuando vio cómo Luisita y Amelia salían corriendo del comedor como dos adolescentes.

-Amelia, espera... ya no puedo seguir corriendo- Luisita se detuvo, se inclinó, colocó las manos sobre las rodillas y tomó un poco de aire.

-Olvidaba tu mala condición física- se burló.

-¡Tonta!

-¿Me dices tonta después de haberte salvado de Nieves?- sonrió-. Además, tú provocaste todo ¿recuerdas?

-No, no Amelia, tú eres la responsable. Y déjame decirte que yo estaba dispuesta a quedarme a limpiar, pero tú me sacaste de ahí. En este momento Nieves debe estar odiándome, dejamos el comedor hecho un desastre.

-No te preocupes Luisi, ya buscaré la forma de recompensar a Nieves por nuestro desorden.

-Tendrás que esforzarte porque se veía furiosa.

-Lo haré, lo prometo- sonrió-. Pero por ahora necesito urgente una ducha, tengo helado hasta en los oídos, además, debo alistarme, ¿recuerdas que tengo una cita esta noche?- añadió entusiasmada.

-Sí, sí, tu cita Amelia, por supuesto que lo recuerdo- exclamó desilusionada.

Amelia abrazó a Luisita y le dejó un beso en la mejilla para después perderse entre uno de los múltiples pasillos de la casa hogar. Al parecer la chica de los rizos estaba impaciente por despedirse pues ya tenía otro compromiso que claramente le hacía mucha ilusión.

La rubia echó un último vistazo al lugar por donde Amelia había desaparecido con su sonrisa encantadora, tenía la remota ilusión de que regresara. Aunque, no sucedió. Entonces sacó el móvil del bolso de sus jeans y leyó nuevamente el mensaje que había recibido horas atrás cuando Melissa le mostraba los tesoros que guardaba en la mochila. Tenía que escribir una respuesta, pero no sabía que contestar así que respiró profundo con la intención de  eliminar todo lo que la atormentaba, era imposible, sin embargo,  sintió un poco de alivio al oxigenar su cuerpo. Guardó el móvil y decidió no pensar más en enviar una respuesta, simplemente dejó el mensaje en visto. Además tenía un viaje por terminar de organizar.

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Amelia llegó a su cita antes de la hora pactada, entró al centro comercial y se dirigió al cine.

Se distrajo viendo la cartelera, un par de películas se habían estrenado esa semana y la crítica era  buena, así que esperaba que su acompañante se inclinara por alguna de ellas.

-¡Hola!

Amelia percibió en la curvatura del cuello el aire cálido de la voz que la saludaba provocando que la piel se le erizara.

-¡Hola bonita!- se formó una enorme sonrisa en su rostro al ver a la chica.

-¿Llego tarde?- preguntó la joven con una sonrisa pícara.

-No, no, no...

-Eres tan hermosa cuando tratas de mentir- dejó un golpe suave en la punta de la nariz de Amelia.

-Vale, un poquito tarde si es- revisó el reloj.

-Siento haberte hecho esperar- entrelazó su mano a la de Amelia.

Contigo siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora