𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑙𝑎𝑟 ¦ Kyojuro Rengoku

𝑣𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑠𝑒́𝑖𝑠

Nunca se había levantado con tanta emoción. Le costó reconciliar el sueño la noche anterior.

A la mañana más que despierta tomó algo de té para darle de comer a su gato quien la esperaba por su horario matutino. Estaba acostumbrado a alimentarse desde muy temprano así que no era de extrañarse verlo haciendo de las suyas en el apartamento.

Se preparó algo ligero para comer aunque su estómago parecía un torbellino de emociones.

Estaba tentada a escribirle a Shinobu pero consideraba que eso sería una crueldad. Seguramente seguiría dormida.

Al terminar de darse un baño y colocarse el vestido que las hermanas Kochō buscó el maquillaje. Hace unos minutos que le mandó un mensaje a Kyojuro para confirmar que saldría en unos minutos. Le respondió inmediatamente de que haría lo mismo.

Con una sonrisa en el rostro buscó la manera de calmar sus nervios. Hasta actuaba simulando en como lo saludaría en el momento de encontrarse.

—¿Debería fingir demencia cuando lo vea para hacerme la interesante? No... Eso no funcionaría, soy demasiado obvia. —colocó una mano en su cintura.

Vio la hora en su celular para verificar que no se le quedará nada. También le envió un mensaje a Shinobu antes de salir.

Hablaría con Inosuke en persona para contarle todo. Quería ver sus reacciones cuando lo hiciera.

Volvió a acariciar a su gato para salir por la puerta entusiasmada, para su suerte no había nadie afuera. No pretendía ser odiosa pero normalmente los vecinos eran muy chismosos y no le agradaba para nada que se enteraran de su vida.

Marcó rápido el ascensor para llegar al metro. Serían pocas estaciones así que veía por la ventana sin escuchar por completo a la multitud. Usar tacones no era algo tan común para ella pero hacia es esfuerzo. Aquello le hizo desviar la atención al sentirse extraña.

Se encontrarían en un pequeño local, lo conocía ya que con anterioridad iba con sus padres. Además de que una que otra vez volvió por su cuenta ya que adoraba los postres que servían.

Estando cerca el sol le hizo sentir calor de tal manera que empezó a necesitar agua. Entró dando los buenos días buscando entre los clientes alguna cabellera conocida.

Apenas se dio la vuelta la voz de alguien le hizo voltearse.

—¡Ross! —Rengoku le recibió con un atuendo casual. Una camisa negra manga larga y blue jeans.

Rosslenne no pudo evitar sonreír por la alegría y los evidentes nervios, una extraña mezcla que esperaba que no se notara raro en sus facciones mientras más se acercaba. Estaba sentado en una de las mesas, se levantó por educación cuando estaba al frente de él.

—Menos mal llegué antes, no quería que me esperarás. —su voz le brindó calma.

—¿Te hice esperar mucho? —se sentó dejando su cartera al lado.