Indiferente

43 1 13
                                    

Era todo lo que podía hacer, estaba en apuros y no encontré una salida a mi angustia, la misma que sacó la salida de mi casa a toda prisa...

Trate de llamar a mis amigos no respondieron, eso aumentó más mi desesperación, toda la gente se me quedó viendo cuando pasaban cerca de ellos, y no los culpo, mi olor y aspecto eran horribles en ese momento. Me cambié de ropa porque mi playera y pantalón estaban manchados de sangre.

Durante esos días me quedé en una casa abandonada de por mi barrio, todos los días me asomaba por la ventana y siempre veía policías investigando la escena del crimen. Decidí desaparecer, cambie de teléfono, oculte mi carro, y me mude a otro estado para comenzar de cero.

Empecé a trabajar con el nombre de Leopoldo Gutierritos en un McDonald, me iba regular, no se puede esperar mucho en este tipo de trabajos, todo iba normal, atendía a clientes prepotentes todos los días, limpiaba baños, despegaba chicles de las mesas, una vida de ensueño ja, ja, ja.

Terminaba una jornada de 18 horas, la verdad ni estaba cansado, era peor estar en el departamento porque me carcomía la culpa de mis actos.

Un día, una llamada me despertó a las 3:56 de la mañana, conteste, nadie se escuchó, para mi mala fortuna no le di importancia al número, y la llamada apareció 15 segundos, los mismos que fueron suficientes para tener al día siguiente a toda la policía de mi ciudad afuera de mi casa, entre las personas, estaba mi mama.

Era raro ver a mi mamá, pues me vio con una cara de asco, se acercó y me dijo "No te mereces ni la celda más oscura y fría de la cárcel, eres la persona más inhumana que he conocido".

De tantas personas gritándome se me empezo a nublar la vista poco a poco, fui sintiendo un vacio en mi alma, en ese instante supe cómo se siente tocar fondo y en serio no se lo deseo a nadie.

En ese momento se le acabo el sentido a mi vida, y fui condenado a cadena perpetua. Como extraño a mi mama ya mi hermano menor, pero lo que mas extraño son esas cartas exclusivas evaluadas en un millón de pesos que mi hermanito rompió. Nunca toquen las cosas de sus hermanos mayores.

Ya no tenía ni familia, ni cartas, solo tenia la celda 197, fría y oscura, me hice amigo de "el padrino" son como los jefes de la cárcel, te consiguen todo tipo de cosas a cambio de "favores". A un padrino le pedí unos chocolates, ya que los dulces me recuerdan a cuando era feliz, lamentablemente no supe valorando mi vida "normal" y aquí estoy, pudriéndome en una celda, dejando a una familia incompleta y peor aun que era mi familia, el lado bueno es que mi hermano era un desastre en la casa, siempre escuchaba a mis padres quejándose de mi hermano, lo malo es que es matarlo no los hizo felices ni un poco, que amargados señores ja, ja ja.

Un dia recibi una visita, era mi abuelo Eulalio, es buen sujeto, pero nunca me cayó bien, siempre decía que mi mama tenia un desperdicio de hijo mayor, que conmigo se echó a perder su vida, entre otras cosas más. Se me hizo raro verlo al viejo ese, ya que nunca tuvimos buena comunicación.

Llego y me dejó una carta de despedida, la carta era de abuela. Mi abuela no aguanto sin su nieto favorito, así que se suicidó, el maldito viejo de mi abuelo me dejó esta carta para cargar con más sufrimiento, pero lo peor de todo, es que no sentí nada, estoy muerto por dentro, no solté ni una lagrima.

Tres meses en la cárcel, ya no me importa nada, aprendí a vivir en la oscuridad, sin comunicación nadie, solo espero el día de mi muerte, y poder reencontrarme con mi abuela y hermano una vez más, aunque no sea en esta vida.

Mi padre me importa un bledo, nunca se interesó por mi, asi el me da igual, aunque como dato curioso, mi papá me compró las tarjetas exclusivas que mi hermano rompió, a lo mejor si mi papá nunca me hubiera comprado esas, nada cartas de esto hubiera pasado ja, ja, ja.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 01, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

IndiferenteWhere stories live. Discover now