Chocolate caliente

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Miguel había hecho lo que se propuso.

No importaba si tenía que estar en el frío por un chocolate, si tenía que estar esperando a que abrieran el local, que sintiera su nariz roja, que su cuerpo temblara y no pudiera encontrar calor. No, él iba a comprar esa trufa. Así que nada de eso importaba. 

¡Pero por el amor de Dios!, alguien ábrale la puerta a ese pobre chico, congelado.

Era bastante temprano, seis de la mañana, cuando la chocolatería abría a las ocho y media de la mañana. Miguel debía comprar esa trufa y tomar el primer autobús que viera, para llegar antes de las nueve de la mañana. Sencillo su plan, sólo que el frío empezaba a calar sus huesos. No podía dejar de temblar y sentía algunos pensamientos de arrepentimiento invadirlo. Su duelo entre ser buen hermano o mantenerse sano, sin una pulmonía, recorrían su cerebro, cómo si fuese lo único que pudiera pensar. 

Una disputa, entre irse o quedarse, aunque no podía moverse para ese punto. 

—¡Ya voy!, ¡No seas tan molesto!— la voz lo sacó de su pensamiento de sufrimiento, para enfocarse en el chico. Él era el chico que atendía en el mostrador, el chico amable. 
Aunque justo ahora no se veía nada amable, llevaba una pijama roja, bastante holgada, su cabello estaba suelto, y tenía un rostro de molestia. Y Miguel lo entendía, si él tuviera que ser despertado a esa hora para sacar la basura, también estaría de malas. 

—Hiro, debiste hacer eso ayer, ¿Qué tienes en la cabeza?, ¡Deja ya de pensar en Mig...!—la voz molesta de Kyle se detuvo de golpe, no sólo estaba el chico de la guitarra, temblando como chihuahua, enfrente de la chocolatería, y los veía. Hiro había caído desmayado al suelo de pronto. 

Kyle lo sabía. Hiro no estaba durmiendo. 

—¿Él se encuentra bien?— la voz preocupada del moreno salió antes de que pudiera pensarlo. Además de que su cuerpo se había movido al momento de ver al chico caer. 

—Sí, sólo es un tonto que se sobre esfuerza—la voz de Kyle era calmada, un poco resignada y molesta—, ¿Vienes a comprar? 

 —¡Sí!, ¿Puede venderme?— la voz era esperanzada, y Kyle podía jurar que un poco desesperada. 

—¿Desde qué momento estás ahí?, hay un letrero en la puerta que dice que hoy no abrimos— con un movimiento rápido, Kyle cargó a Hiro, permitiendo mostrar sus ojeras y la palidez. Hiro debía ser más organizado. 

—¡¿Qué?!, ¿En serio?— 

—Sí, tenemos que comprar ingredientes—

—Bien, de acuerdo, sé que no le importa mi vida, pero de verdad, necesito esa trufa, por favor, ¿puede venderme alguna? 

—Oigan, espero no estén peleando, debemos ir...—la aparición del tercer hermano, causó un ambiente tenso. Tenso para Miguel. Despreocupado para Kyle. 

—Hiro no va a ir, está medio muerto. Y él, quiere comprar, llevo a Hiro adentro—

El mayor se fue, dejando a Dashi encargarse de "ese" problema, y la noticia de que no había ventas, menos chocolates. 

—Miguel, ¿Cierto?— 

—¿Eh?, ¡S-sí!— dijo confundido por el que supieran su nombre y aparte, porqué no hubo respuesta de parte del chico. El pánico de que no pudiera encontrar esa trufa, empezaba a invadirlo, y ya no sabía si temblaba del frío o del nervio. 

—Ven, pasa, creo que necesitas calor—dio espacio para que le moreno entrara, y guiarlo a la parte de arriba de la chocolatería, rumbo a la cocina—, ¿Quieres algo caliente?, creo que mi hermano ya te dijo que hoy no habrá ventas— 

—Sí, dijo eso—un suspiró resignado y una mirada de decepción y preocupación. 

Su plan fue para nada. 

Tadashi pudo notar esa mirada, esa de perrito regañado, igual a la que Hiro ponía cuando no conseguía algo. Aunque la diferencia es que no podía actuar como hermano mayor con el moreno, no lo conocía. Aunque era buena oportunidad. Hiro se moriría cuando supiera que Miguel estuvo ahí, en su cocina tomando chocolate caliente y triste por no conseguir una trufa. 

—Ten, te ayudará a entrar en calor. Entonces, ¿Sólo viniste por un chocolate?, no una caja, no un regalo de emergencia. Una trufa y ya. 

Las manos del moreno fueron con desesperación a la taza buscando el calor en esta. Miró con duda al mayor y asentir. Si lo decía de esa forma, si sonaba ridículo. 

—Es para mi hermanita. Le gusta esa trufa. Debido a la distancia, no había venido aquí, y ella lo extraña. 

—Uhm, ya veo, lamento informarte que no tenemos ventas hoy, pero déjame ver— sonrió amable dejando al mexicano en su cocina y bajar. Para ese punto se lamentaba un poco haber juntado los chocolates en un solo plato. 

Suspiró intentando identificar uno, y por la suerte para el chico de arriba, si había. 

Tomó un envoltorio verde con dorado y envolverla. 

Esperaba que Hiro obtuviera eso como lección. Necesitaba dormir, nunca se sabe cuando el chico que te gusta aparecería de nuevo. 

—Tienes suerte, toma—sonrió levemente dejando la trufa en la mesa, frente al joven. 

La expresión de Miguel cambió de inmediato, sonriendo y viendo al chico.

—En verdad gracias, puedo pagar extra por la situación, en verdad gracias. 

—No es nada, sólo revisa los letreros la próxima vez— sonrió de vuelta viendo al chico. 

Le agradaba para su hermano. 

Si era capaz de hacer eso, congelarse para conseguir una trufa para su hermana, ¿Podría imaginar que haría por su hermano? 

Tadashi iba a apoyar a Hiro. 


......

Holiiiiii 

Ando en modo turbo, voy a actualizar todo lo que tengo pendiente, les tqm por leer esta historia. 





Chocolatería (Higuel)Where stories live. Discover now