Naruto reencarnación de douma

Cap 2: Reencuentros

Los años pasaron, desde aquella noche en donde naruto escapo, para que desde entonces muchos cambios se generaran, uno de los mas notorios si se le podía decir, era que la iglesia habia perdido bastante influencia y poder desde la huida de naruto, y cabe resaltar que la misma no estaba nada contenta con lo sucedido, ya que, las recompensar por encontrar a naruto o dar información de este no eran nada bajas si se pudiese decir algo.

Otro de los cambios mas notorios fue en el mismo pueblo, debido a que después de la huida de naruto, el pueblo se separo en dos, uno en donde se justificaba cada acción de naruto antes y después de la huida, con teorías que dicen que es un castigo divino hacia ellos, o es una acción que le mando hacer dios, entre otras cosas, siendo que desde la confirmación de que, naruto tubo algo que ver con la masacre uchiha, las teorías conspiranoicas no tardaron en llegar, siendo que un grupo personas decían que naruto los protegió de los demonios uchihas, como otros dicen que naruto realmente era malo y un etc y etc de opiniones respecto a naruto que rondaban en los pobladores de konoha. 

Por la parte familiar, hubo dolor y duda mas que nada, kushina la madre de naruto se encontraba devastada y en su desesperación culpo a la iglesia de todo, los culpaba, ya que, según ella fue la iglesia la que volvió loco a su "bebe" , y por su parte minato solo tubo dudas en su mayoría, no sabia el porque su hijo habia huido y el hecho de descubrir mediante itachi que su hijo se habia unido a akatsuki fue un hecho por decirlo menos impactante, desde entonces minato solo a recibido informes de su hijo mediante itachi y mediante este, logro descubrir ciertos comportamientos inusuales, comportamientos que eran preocupantes de ser verdaderos, pero por lo demás no encontraba razones que justificaran la huida de naruto, mas que un capricho o algo parecido. 

Pero yendo con el mencionado, naruto se encontraba en su culto, mientras este disfrutaba de un pequeño manjar con vigor y en medio de su comida el espacio se comenzaría a diafragmar, para que naruto ignorara este hecho, ya que sabia quien era el que lo visitaba, así que dándole otro bocado a su comida, naruto alzaría su mirada para ver a su "amigo tobi" - Y bien ¿Cuál es el trabajo? - preguntaría naruto mientras miraba a tobi que solo permanecía en silencio ante lo que veía - El día de hoy capturaras a tu hermana - contestaria tobi, para que naruto solo respondiera con un bocado mas a su comida, para acto seguido limpiarse la boca y ponerse en pie - Y bien, ¿me acompañara alguien o voy solo? - diria este. - te acompañaran, itachi y kisame - contestaria tobi, para que naruto asintiera, antes de dirigirse hacia un sitio y coger su bata de akatsuki y en su defecto ponérsela antes de salir de donde estaba con destino a itachi y kisame - Me pregunto cuanto habrá crecido en todos estos años, "querida hermanita" - diria naruto con una sonrrisa algo enferma -

Cambio de escena

En la puerta de konoha tres siluetas comenzaron a aparecer, mientras que consigo una niebla traían, para que los guardias de las puertas y ambus del lugar rodearan en un segundo a las tres siluetas, para que uno de los ambus se pusieran al frente del grupo. - Identifíquense - diria el ambu mientras a escondidas este ya tenia su mano lista para sacar su armamento ninja en cualquier momento - Chicos enserio no me reconocen, eso esta mal, esta muy mal - diria naruto mientras este se quitaba su sombrero, para que todos los ambus del lugar abrieran sus ojos hasta no mas poder, pero sin perder la calma, el ambu frente a naruto intentaría sacar su armamento ninja, pero este se quedaría sorprendido y paralizado al sentir como ya no habían armas en su mochila, no mas bien ni siquiera tenia su bolso de armamento ninja - ¿Buscabas esto? - diria nuevamente naruto, para que el ambu en cuestión levantara la mirada y viera como en la mano de naruto yacía su bolso de armas ninjas, antes de que el mismo volteara su bolso y todas las armas del interior cayeran al suelo en seco, ante la mirada paralizada de aquel ambu que simplemente no se creía lo que veía-