Capítulo 17

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Luego de varias semanas llenas de restricciones por fin nos permitieron comer en la cafetería, para evitar que todos los estudiantes se reúnan en un lugar con cero ventilación nos separaron por grupos y para mi buena suerte me tocó con el grupo de Zander y uno que no conocía

"Lila, ¿te apetecería compartir un sándwich de dudosa procedencia conmigo?" Z.

La nota se encontraba sobre la cama, tomó un bolígrafo y le escribo un , la paso por debajo de la puerta. A los minutos me la regresan con una carita dibujada

—Genial, es un alivio no ser rechazado

Zander entra a la habitación con una enorme sonrisa en la cara

—Duda ¿Cómo sabias que estaba detrás de la puerta?

—Desde aquí puedo oír a Víctor echándote

—Buen punto

—Señor Gillard, ¿Qué hace en la habitación de las chicas?

—Es lo que estoy diciendo —se exaspera Víctor, el señor Gareth le hace una seña para que se retire 

—Si no tiene nada importante que hacer aquí salga —se hace a un lado dejando un espacio con dirección a la puerta

—Pero-

—Nada, es muy temprano para hacer visitas y peor aún si no viene con los cuidados necesarios

—Toma —Luciano desde la puerta le lanza un objeto a Zander que ágilmente lo atrapa

Ya en sus manos veo que es un preservativo

—¡No me refería a ese tipo de cuidados, me refiero al covid!

—Ahh, es que no se explica. Total, hasta ayer usted nos regañaba por conocer el uso de un condón y ahora que caritativamente le ofrezco uno a mi amigo Zander se enoja

Zander está por devolvérselo pero Luciano niega —Consérvalo

El señor Gareth irritado insiste en echar a Zander de la habitación y callar a Luciano

—Debería hacerles una vasectomía a todos —murmura

—Empecemos con usted, imagínese que embarace a la señorita Paola, parecería el abuelo de la inocente criatura

—¡Estas castigado! Vas a buscar al entrenador del equipo y le pedirás las camisetas de los jugadores y las lavaras

—Soy un estudiante, no personal de limpieza

—Empezare a contar y créeme que no te gustara

—Bien, no aguanta ni una bromita —refunfuña

Luciano sale de la habitación azotando la puerta

—Ahora estoy con ustedes —nos señala— Priscila no has visto lo que paso ayer

—Si, pero no es lo mismo

—Lo sé, sin embargo no puedo permitir estos encuentros en las habitaciones

—Lo entendemos

Respondemos ambos

—Nos vemos, Lila. Adiós, señor Gareth

—¡Da igual si follan en una cama, en el baño o en la cafetería, no puede evitarlo anciano!

—¡Luciano maldición, te di una orden!

Río y los dejo a ambos discutiendo en el pasillo

Hoy casi no tuve clases y aprovecho en recuperar las horas de sueños que había perdido estos días.

Atrapados en la universidadWhere stories live. Discover now