Resiliencia [RING #1]

Capítulo 4

"But maybe this thing was a masterpiece

Till you tore it all upRunning scared, I was thereI remember it all too well"

~All too well Taylor Swift~

TW: TCA.

CAPÍTULO 4

Victoria

Han pasado dos días desde que tuve el sueño donde apareció mi madre, no he conseguido dejar de pensar en ello. Tal vez fue una señal del destino, o quizá solo era mi subconsciente traicionándome tras la charla con Dan.

Estoy esperando en la consulta de mi psicóloga Esther, tengo sesiones todas las semanas, me siento un poco mareada, apenas comí hoy, al igual que los demás días. Cada vez me siento peor, las pesadillas —o mejor dicho los recuerdos—, han vuelto.

All Too Well suena en mis auriculares mientras muevo mis pies al ritmo de la música, ciertas partes de la letra me hacen acordar como me sentía, las noches llorando, la presión en el pecho, los gritos, las discusiones, todo.

La puerta se abre y mi psicóloga me hace una señal para que entre. La consulta no es muy amplia, pero tiene el espacio suficiente como para no sentirme ahogada entre cuatro paredes. Tomo asiento frente a ella, nos separa una gran mesa de cristal con varias plantitas pequeñas, cree que las plantas le dan cierta alegría a la consulta o algo así me contó.

Se acomoda y saca de un cajón una carpeta donde supongo que guarda mi informe. Venir aquí a veces es liberador y otras veces solo aumenta mis pensamientos de culpabilidad.

—Buenas Vic, ¿qué tal esta semana?

—Como las demás supongo. —Intento sonreír pero el recuerdo de mi madre se me viene a la mente y los ojos me empiezan a escocer.

—¿Estás bien Victoria?—cuestiona y se levanta para alcanzar un paquete de kleenex que me ofrece.

—Sí, solo fue una semana difícil.—Respondo mientras paso uno de los pañuelitos que me ofreció anteriormente por mis ojos y nariz intentando secar las lágrimas que caen por mis mejillas.

—¿Pasó algo que necesites contarme? ¿te intentó contactar de nuevo?

—No—susurro y siento su mano posarse en mi hombro.

—Sabes que si no me lo quieres contar no te voy a obligar, quiero que lo hagas tú porque confíes en mí, recuerda que todo lo que dices se queda entre tú, yo y estas cuatro paredes, no lo sabrá nadie más al menos que tú quieras hablarlo con otra persona.—Sus ojos azules me observan como si me estuviesen gritando "puedes confiar en mí" y por alguna razón, sé que puedo hacerlo.

—Es...complicado.—aparto la mirada, pero ella me la busca.

—Vic, intenta no apartarme la mirada, sé que puedes hacerlo, no te estoy juzgando.

—Lo sé, pero lo hago automático, me sale solo, perdón.

—No pasa nada, es normal evadir el contacto visual en estas situaciones, cuéntame.

—Hace dos días recordé algunas cosas que me decía y llevo días comiendo poca cantidad por eso, solo el recordar lo mucho que me decía que debía de adelgazar y que nadie me iba a querer así si lo dejaba a él algún día, me hace querer dejar de comer.—sollozo intentando calmar mis temblores para poder continuar hablando.—Me odio Esther, me miro al espejo y me derrumbo, no dejo de fijarme en todas mis imperfecciones sin conseguir ver algo bueno en mí.