--☙Genshin Impact One-shots ☙--

ꕥAyato pt. 1ꕥ

(aviso que será un capítulo largo)

Ayaka y tú erais relativamente cercanxs y si se puede decir de alguna manera, también erais buenxs amigxs. La pena sobre esto es que sabías que ella era una persona de alto estatus con un trabajo el cual la mantenía ocupada la mayor parte del tiempo. 

Las horas se hacían largas, aunque no podías desaprovechar el tiempo, ya que eras una persona autónoma y como no tenías a nadie que te pudiera mantener, debías apañártelas de la mejor manera posible para poder organizarte y sobrevivir. 

Tu situación económica no te permitía relajarte mucho, pero podías permitirte algún que otro capricho. 

Tu relación con Ayaka se fue estrechando poco a poco con el tiempo. La conocías ya que Thoma había sido un amigo de la infancia. Él acabó trabajando en la hacienda Kamisato, y como algunas veces pasabas a visitarle, no pudiste evitar sentir curiosidad por ella, puesto que no había nadie en toda la isla Narukami que no hubiera oído  hablar de ella o su hermano Ayato. 

El sol brillaba intensamente y el viento azotaba fuertemente las hojas de los árboles. Hoy no hacía un día estupendo, ya que el fuerte viento desordenaba tu pelo y dificultaba poder visionar bien el camino para llegar a la hacienda. Lo único positivo que había pasado esa misma tarde era que tenías tiempo libre y ya nadie necesitaba de tus encargos en Ritou, así que decidiste intentar y ver a tu amigo Thoma, porque le echabas mucho de menos. 

Después de perderte varias horas por el bosque Chinjou finalmente encontraste la manera de llegar a la hacienda. Los muros se extendían más de lo que recordabas y un par de guardias  protegían la entrada de manera que te sería un poco complicado convencerles para entrar. 

-¡Alto ahí!- vociferó uno de los guardias, que parecía no estar de muy buen humor. -¿Qué haces aquí?- repitió varias veces viendo que no le contestabas. 

-Nada en concreto, solo pasaba a dar una vuelta, dejadlx- tu mirada fue levemente dirigida a un par de hombros que se situaban detrás tuyo.  Levantaste la mirada para encontrarte con un chico rubio con ojos verdes, el cual reflejaba un sentimiento con un tono un poco irónico y en burla hacia las autoridades. 

-¡Thoma!- gritaste de la emoción. 

Éste te dedicó una sonrisa cálida, acto seguido, habló con los guardias y te hizo pasar entre las dos puertas que separaban el exterior con el jardín interno que había dentro de la hacienda. 

No parecía que hubiera nadie merodeando por allí.  Únicamente podías ver algún que otro bonsái y los extensos charcos del patio, donde florecían algunas plantas y donde al lado se situaban un par de cerezos rosados, las hojas caídas de los cuales daban un toque agradable al espacio abierto de la casa. 

Seguiste a Thoma hasta la entrada que llevaba al interior, aunque poco después éste tuvió que despedirse de ti ya que debía atender unos asuntos y no tenía toda la tarde libre como tú. 

Antes de marchar, Thoma te sugirió ir a ver a Ayaka, ya que no había tenido una jornada muy dura hoy y podías pasar el rato charlando con ella. 

Pasaste por un estrecho pasillo hasta llegar a la sala donde te indicó Thoma, en la que supuestamente encontrarías a Ayaka. Como él dijo, al avanzar un par de pasos, pudiste ver la larga cabellera de Ayaka recogida en una cola. Estaba sentada, intentando escribir en una hoja de papel, aunque no podías estar del todo segurx ya que solo podías ver su espalda. 

-Ayaka- dijiste en una voz notable para que pudiera oírte pero no se asustara. Ella se giró y te dedicó una sonrisa. -Ha pasado mucho tiempo desde que no nos veíamos, pasa, creo que nos queda un poco de té caliente, puedes servirte tú mismx- te dijo.